La Gran Barrera de Coral de Australia, a muy escasa profundidad.
La Gran Barrera de Coral, situada a lo largo de la costa nordeste de Australia, tiene una longitud de unos 2.300 km; una distancia equivalente al recorrido en automóvil entre Madrid y Berlín y casi tanto como entre Boston y Nueva Orleans.
Esta formación se encuentra en el Océano Pacífico occidental.
Su superficie total es de 344.000 km2, equivalente al territorio de Italia. La anchura media de la barrera es de 150 km.
La Gran Barrera constituye el mayor sistema coralífero del mundo.
Se estima que la antigüedad de la Gran Barrera es de 20 millones de años. Pero los corales surgieron en la Tierra hace no menos de 250 millones de años, desde el comienzo del Mesozoico (justo antes del Jurásico), junto con las plantas, los peces, los moluscos, los insectos …
Para este artículo me he basado principalmente en un artículo publicado en el excelente blog sobre el cambio climático “Watts Up With That?” y en los diversos trabajos allí citados, además de otros varios.
[El 15 de octubre 2019 he publicado otro artículo sobre el despido de un investigador australiano, con 35 años de experiencia en la Gran Barrera de Coral, por cuestionar las métodos empleados por otros profesores de su universidad, entusiastas del cambio climático. Un tribunal ha establecido la ilegalidad del despido]
[Nota: En septiembre de 2021 he publicado un artículo con los datos sobre la plena recuperación de la Gran Barrera]
[El 27 de mayo 2020, colgué otro artículo sobre el proceso de formación de los atolones de coral]
La Gran Barrera de Coral a lo largo del tiempo geológico
Durante los 20 millones de años de vida de la Gran Barrera, ¿acaso no han variado -muy sustancialmente- el nivel del mar, su temperatura, salinidad, etc.?
Lo ha hecho decenas de veces y esta formación coralífera -que está constituida de organismos vivos- ha tenido que adaptarse y, así, ha conseguido perdurar, como todos los demás seres vivos.
No ha habido nunca -de manera muy prolongada, en términos geológicos- nada parecido a ese “clima perfecto”, idílico, que parece guiar a los ecologistas en todos sus planteamientos. Un clima del que no puede permitirse que la Tierra se desvie -ni un poco- ni en una dirección ni en la otra, sin que se fueran a producir grandes desastres.
Durante la última glaciación (iniciada 115.000 años atrás, que finalizó hace unos 12.000 años) el nivel del mar llegó a bajar 120 metros, por la cantidad de agua que se acumuló en forma de hielo en los casquetes polares y en todo el norte de Eurasia y América: hasta cientos de metros de espesor de hielo.
Al producirse el inevitable calentamiento posterior a la glaciación -periodo interglacial en el que todavía nos encontramos (por eso los glaciares en los Alpes se retraen)-, el nivel del mar ascendió 130 metros, siguiendo al propio organismo de Naciones Unidas, el IPCC.
No ha de ser olvidado que tras episodios tan dramáticos, la Gran Barrera de Coral sobrevivió, aunque no con la misma forma, ni exactamente en idéntica localización, como veremos más adelante. Los organismos vivos, pueden moverse según las circunstancias ambientales.
Las predicciones alarmistas no casan con la evolución durante millones de años
Antes de entrar en algún detalle, como una consideración de conjunto, uno puede preguntarse legítimamente lo siguiente: si la Barrera subsistió a tan enormes alteraciones de sus condiciones ambientales, ¿cómo pueden afirmar los ecologistas que esta formación se encuentra ahora en vías de su muerte casi total dentro de unos 30 años (a mitad de este siglo)?
Según esta ideología catastrofista, la muerte general de la Barrera se producirá cuando el aumento térmico de la atmósfera alcance los 1,5ºC (respecto al periodo preindustrial, mediados del s. XIX), pero en la última glaciación la temperatura media global cayó 6ºC (durante muchos miles de años) … y la Barrera pervivió.
Los ecologistas radicales al uso y también el organismo para el cambio climático IPCC (de Naciones Unidas) aseguran que entre el 70% y el 90% de esta inmensa formación coralífera va a desparecer durante los próximos 25-30 años, a lo largo de los años 2040 … si no ponemos cabeza abajo toda nuestra forma de vida.
¿Puede alguien creérselo, aparte de las actuales legiones de milenaristas, malthusianos y agoreros de distinta ralea?
La Gran Barrera de Coral
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También puede leer: NNUU predice catástrofes climáticas mundiales sin precedentes si no se detiene el calentamiento global “antes de 10 años”
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¿Se va a alcanzar pronto el aumento de 1,5ºC en la temperatura mundial?
En base a numerosos estudios citados por el organismo IPCC (de NNUU), en los pasados 160 años, entre mediados del s. XIX y comienzos de esta década de 2010, la temperatura mundial ya ha subido 0,78ºC, durante la época industrial. (Ver el Synthesis Report, del 5º Assessment Report, pág. 40)
Por tanto, faltan otros 0,72ºC de calentamiento para llegar a los fatídicos 1,5ºC, a los que nos hemos referido.
Pretender, como hacen los ecologistas, que semejante aumento va a tener lugar en los sólo 38 años -entre 2012 y 2050, periodo en el que casi morirá la Gran Barrera por el calentamiento- es imposible.
De todos modos, como veremos, la principal causa de los episodios de blanqueamiento de los corales no es el calentamiento provocado por los humanos.
El motivo esencial es el fenómeno El Niño, que se presenta recurrentemente desde hace siglos, por su propia dinámica natural, a la que los corales han tenido tiempo de sobra para adaptarse.
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Otro artículo sobre este asunto:
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Muy diversas condiciones ambientales actuales de la Gran Barrera de Coral
En el extremo norte de la Gran Barrera de Coral (en latitudes semejantes a las del norte de la gran isla africana de Madagascar) la temperatura atmosférica media es de 32 ºC. En su extremo sur, 27ºC (a una latitud como en el extremo sur de Madagascar). Una diferencia de 5ºC.
¿Cómo pueden decir, seriamente, que la Barrera casi desaparecerá por un incremento de 1,5ºC en la temperatura terrestre?
Considerando la temperatura media del agua, en el norte es de 27,4ºC, mientras en el sur la temperatura es de 25ºC. Una diferencia de 2,4ºC. (Trabajo de Lough & Barnes, 2000: ‘Environmental controls on growth of the massive coral Porites.’ Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, vol. 245, pp. 225–243).
Los corales son organismos tropicales, bien adaptados a las temperaturas elevadas del agua. Pero todavía no se sabe por qué algunos pequeños calentamientos del agua les ocasiona un estrés y el consiguiente blanqueamiento.
La mitad norte de la Gran Barrera, hace siglos que vive con el aumento térmico pronosticado (1,5ºC), y con muchos más grados aún y no ha desaparecido en lo más mínimo: se ha adaptado a dicho nuevo entorno, como explicó Charles Darwin para otros muchos seres vivos.
Por otro lado, además de larga y ancha, la Gran Barrera es bastante profunda, aunque las fotos más llamativas (como la de portada en este artículo) siempre recogen los corales en aguas someras, a unos pocos metros de profundidad.
Se han descubierto masas de corales (de la especie Leptoseris) a una profundidad de 125 metros, para lo que se necesitó un sumergible dirigido remotamente.
En otras regiones tropicales, como en el Golfo de México, se han encontrado corales (de la especie Lophelia, que no necesita luz) a muchas mayores profundidades: hasta 799 metros.
Viveros naturales de corales
Aquellas zonas profundas están actuando de viveros naturales de corales.
Cuando mueren -por diversos motivos- los corales más superficiales, expuestos a la acción de ciclones tropicales y a bajadas del nivel del mar (que los seca), las zonas afectadas pueden ser recolonizadas por los corales que viven en profundidad, en condiciones térmicas más estables.
Por otro lado, el estado de los corales más profundos no puede ser evaluado desde embarcaciones, aviones o satélites, requiriendo un esfuerzo mucho mayor. Su conocimiento es mucho menor que el de los corales superficiales -a menudo bajo uno o dos metros de profundidad-.
Cuando hay blanqueamientos en superficie, ¿quién sabe lo que esté sucediendo en profundidad, a lo largo de 2.300 km?
Para la salud de los corales lo más grave es que baje el nivel del mar, no que suba, como está sucediendo (muy lentamente, 1,8 mm/año, 18 cm/siglo) desde hace más de un siglo.
Por cierto, también en el archipiélago de Tuvalu (Pacífico occidental) se aprecia que la subida del océano es muy lenta, como traté en un artículo.
También se sabe que si la temperatura ambiente cayera por debajo de los 20ºC de media en zonas con corales, éstos morirían.
Un considerable enfriamiento tendría efectos tan graves como un gran calentamiento, de muchos grados centígrados, no los 1,5ºC de los que venimos hablando.
El blanqueamiento de los corales
El fenómeno de blanqueamiento (bleaching) de los corales, se identificó en la costa pacífica de Panamá en 1984. Aunque no se diga abiertamente, se da a entender que supone un fenómeno novedoso, y “prueba” de la muerte general anunciada de los corales en nuestro planeta.
Corales blanqueados
En realidad, debe estar ocurriendo desde hace millones de años.
Pero antes de 1980 no había apenas dinero público para poder observar estas formaciones de manera continua y en toda su extensión, por encima y por debajo del agua, a ciertas profundidades.
Según un estudio publicado en 2018 en la revista científica Frontiers in Marine Science, por dos profesores de universidades británicas (Glasgow y Edimburgo), en el apartado Discussion:
“Existe evidencia de blanqueamiento de la Gran Barrera de Coral desde por lo menos 1575”, analizando los 44 núcleos (cores) obtenidos al perforar formaciones coralíferas.
El profesor -disidente- Peter Ridd, de la Universidad James Cook (JCU) de Australia, lo ha explicado del siguiente modo:
“Estos supuestos enormes efectos catastróficos que la ciencia actual afirma que eran prácticamente desconocidos antes de los años 1980, son consecuencia de un simple hecho: las investigaciones científicas sobre la Gran Barrera apenas comenzaron en los años 1970”.
El blanqueo, mecanismo de selección y defensa del coral
Lo cierto es que cuando cambian las condiciones externas (temperatura y nivel del agua, acidificación, salinidad, etc.) los corales preexistentes mueren: son las especies “perdedoras”. Y son sustituidas por otras especies mejor adaptadas a la nueva situación (a las que se llama especies “ganadoras”). Entre medias, los corales a menudo se blanquean.
Esto no quita para que en algunas zonas los corales mueran de manera definitiva, esto es, sufran efectos permanentes. Pero el significado de un blanqueamiento no es siempre éste.
Siguiendo con el profesor Peter Ridd: “La Gran Barrera de Coral está en realidad en excelentes condiciones. Ciertamente, pasa por periodos de destrucción cuando los corales mueren por huracanes, por plagas de estrellas de mar y por el blanqueamiento”.
Es bien sabido que las estrellas de mar ocasionan grandes destrozos en esta y otras barreras de arrecifes (al alimentarse de los corales), pero eso entra dentro del ciclo natural de construcción y destrucción de unas especies por otras, sin relación alguna con la actividad humana.
El Profesor Ridd, concluye del siguiente modo: “De todos modos, pasada una década [desde un blanqueamiento, la Barrera] se recupera a su anterior esplendor”.
Jim Steele, antiguo ecologista, sintetiza en un artículo de 2016 el debate científico que se está produciendo entre los investigadores sobre el estado de salud y las perspectivas futuras de la Gran Barrera de Australia.
Conviene recordar, además, que el blanqueamiento es un mecanismo de defensa de los corales que expulsan el alga simbiótica que les da color, cuando ésta les produce envenenamiento (aún no se sabe por qué motivo). Esto -el blanqueamiento-, sólo de vez en cuando, lleva a la muerte del coral.
Además, ese blanqueo es un mecanismo de continua selección de las variedades de corales más apropiadas para las cambiantes circunstancias de los océanos.
La gran adaptabilidad (resilience) de la Gran Barrera de Coral
A) El blanqueamiento de 2016 – 2017
En esta cuestión, como en otras muchas, los ecologistas radicales hacen gala de un planteamiento intencionadamente estático y, por tanto, irreal e inválido.
Los corales, como casi todos los seres vivos, disponen de una importante capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes. De no ser así, habrían desaparecido hace millones de años.
Ignorar esa capacidad de adaptación sirve para los fines propagandísticos (“si se produce blanqueamiento” es que los corales van a morir), pero no tiene nada que ver con la realidad, ni con un estudio mínimamente científico.
Un caso que está resultando emblemático de esta adaptabilidad es lo que está sucediendo en la Gran Barrera de Coral desde el gran blanqueamiento que tuvo lugar en 2016 y 2017.
El ecologismo radical manipuló el suceso -como siempre hace- interpretando que era un fenómeno irreversible, letal, consecuencia ¿adivinen?, del cambio climático causado por los humanos.
Un ejemplo del catastrofismo que desencadenó aquel suceso, es el titular del diario digital estadounidense de izquierda Vox, de mayo de 2017:
“Según los expertos la Gran Barrera de Coral no puede ser salvada”.
La Gran Barrera se está reponiendo con celeridad
Pues bien, desde el otoño de 2017 se está produciendo una considerable recuperación de la Barrera, justo lo contrario al pronóstico del ecologismo.
Dio fe de ello, ya en septiembre de 2017, un estudio llevado a cabo por el Australian Institute of Marine Science.
Nuestro estudio “atestigua que los corales a lo largo del conjunto de la Gran Barrera de Coral son ¨supervivientes¨ [esto es, organismos acostumbrados y capacitados para pervivir] que se van a reproducir antes de lo esperado, lo que podrá producir una rápida recuperación” de la Gran Barrera.
El Estado de Queensland, por su parte, difundió en septiembre de 2018 un comunicado haciéndose eco de un estudio de campo realizado por la ONG, Reef & Rainforest Research Centre (RRRC). https://www.prweb.com/releases/the_great_barrier_reef_shows_significant_signs_of_recovery/prweb15740719.htm
“Se observan actualmente síntomas esperanzadores de recuperación [de la Gran Barrera] en lugares clave … Fotos tomadas en junio y julio de 2018 muestran corales sanos en numerosos emplazamientos que en 2016-17 sufrieron intensos blanqueamientos, incluidos la isla Fitzroy, las barreras Moore y Saxon cerca de Cairns, y otros …”.
Dicho de otro modo, se está exagerando y desvirtuando la importancia de los fenómenos de blanqueamiento y subestimando la adaptabilidad de los corales.
Es preciso distinguir en cada caso si se trata de un suceso definitivo (con efectos letales) o de un fenómeno pasajero (con efectos subletales), que se puede repetir sucesivamente.
En la Gran Barrera, hay muchos indicios de que lo sucedido en 2016 y 2017 está siendo un ciclo de corta duración, de unos siete años, como otras muchas veces anteriores.
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Otro artículo sobre este asunto:
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B) Principal motivo del blanqueamiento en la Gran Barrera de Coral
El episodio de 2016-17 requiere una explicación. ¿Cuál fue su causa?
Además, como dijimos, periódicamente se han producido otros varios episodios de blanqueamiento extendido en la Gran Barrera: en 1982, 1992, 1998, 2002, etc. Aproximadamente, cada siete años.
Y también se produjeron en los pasados siglos.
Este es el verdadero contexto para buscar el motivo o motivos de estos episodios, que no son nuevos.
El estudio británico al que nos referimos más arriba, establece que varios factores contribuyen al blanqueamiento: “aumentos y descensos térmicos, irradiación [solar] extrema [con cielos despejados], enfermedad …”, aunque no mencionan la invasión de estrellas de mar, lluvias intensas ni otros factores más que se conocen.
Pero, añade, que “está documentado que el calentamiento del agua superficial … está frecuentemente correlacionado con extensos blanqueamientos” (como en 1998 y 2002).
Fenómeno climático natural El Niño
Dicho calentamiento de la capa marina superficial lo relaciona el estudio con el fenómeno climático, recurrente, llamado El Niño. “Un calentamiento … como el motivado por El Niño”.
En definitiva, el estudio viene a considerar que el periódico fenómeno El Niño es el principal origen -no el único- de los sucesivos blanqueamientos de la Gran Barrera, y también de los corales del Océano Índico.
La denominación científica de este fenómeno es ENSO: El Niño South Oscillation.
Temperatura del agua en el Océano Pacífico. El Niño 2016.
Fuente: NOAA – NESDIS.
En el Pacífico occidental (Australia e Indonesia) El Niño suele calentar algo el agua superficial durante unos pocos meses y, a menudo, eso desencadena episodios de blanqueamiento en la Gran Barrera (y en los corales de Indonesia).
Geográficamente, se presenta a lo largo de la larguísima franja -a uno y otro lado del Ecuador- sobre el Pacífico, que constituye su zona tropical. Entre la costa de Suramérica (Perú, Ecuador y Colombia), en el este, y Australia (e Indonesia) en el oeste.
Estos fenómenos adquieren especial intensidad en el centro del Pacífico y en el extremo oriental: en los tres países suramericanos indicados y en sus costas.
No obstante, suelen ejercer cierta influencia sobre el clima de otras varias zonas de la Tierra: especialmente, América central y del norte, el Océano Índico, etc.
Cuando un El Niño es especialmente intenso -como el de 2016-, esta influencia hacia otras áreas (Norteamérica e Índico) resultan también bastante acusadas, como en el gráfico de arriba.
Estos fenómenos se producen en el verano austral, alcanzado la fase más intensa en torno -aproximadamente- al mes de diciembre. En Suramérica El Niño dura entre 8 y 12 meses.
La frecuencia de El Niño es cambiante e imprevisible, pero suele situarse entre cada 3 a 7 años.
El Niño tiene menos intensidad en el Pacífico occidental
En el Pacífico occidental estos episodios son bastante menos intensos y de menor duración que en Suramérica.
Hay evidencia de que estos episodios climáticos -El Niño- se producían ya hace 10.000 años. (Carrè, Matthieu; et al. (2005). «Strong El Niño events during the early Holocene …». The Holocene. 15 (1): 42–7)
Este nombre -El Niño- se puso en Perú, varios siglos atrás, ya que modifica mucho el clima en esa región durante medio o un año, aproximadamente.
En consecuencia, El Niño no tiene nada que ver con ningún “cambio climático” provocado por los humanos. Forma parte de los numerosos factores naturales que alteran el clima desde hace milenios.
C) Bajada periódica -no permanente- del nivel del mar
Durante la presente década, se está estudiando otro factor que puede estar contribuyendo a los repetidos episodios de blanqueamiento en la Gran Barrera australiana y en el Océano Índico.
Consiste en otro aspecto del fenómeno El Niño: el descenso del nivel del mar, cuando cambia la dirección predominante del viento.
Normalmente, los vientos alisios soplan -a lo largo de miles de kilómetros- de Suramérica hacia Australia (e Indonesia), lo que eleva varios centímetros (entre 10 y 20 cm) el nivel del mar en el Pacífico occidental.
Dichos vientos pierden fuerza cuando se produce un fenómeno El Niño, e incluso invierten su dirección, empujando el agua hacia el este, hacia Suramérica.
Entonces, el nivel del mar en la costa tropical de Australia (e Indonesia) puede bajar entre 10 y 20 centímetros, respecto a otros veranos.
La foto de abajo muestra este descenso del mar en una zona de la Barrera, junto a la Lizard Island.
Este suceso -periódico- de bajada del nivel es simultáneo a la lenta elevación (tendencial) que experimenta dicho mar a lo largo de décadas, a un ritmo de unos 18 cm. por siglo -según el IPCC-.
Corales expuestos al aire y al sol por bajadas transitorias del nivel del mar
En consecuencia, en la Gran Barrera australiana (e Indonesia) los corales más superficiales quedan expuestos al aire y a la intensa radiación solar del verano, sobre todo durante las mareas bajas diarias.
Aunque esta es una anormalidad pasajera e intermitente, se cree que favorece sensiblemente el blanqueamiento en diversas zonas, cuando sucede El Niño.
En este enlace puede accederse a un artículo de 2017 sobre este asunto de Jim Steele.
Las mediciones del nivel del mar muestran amplios movimientos
La autoridad nacional australiana (National Tidal Centre) gestiona el sistema de boyas oceanográficas que miden las variaciones del nivel del mar en la costa del país. El gráfico de abajo corresponde a una boya situada cerca de la ciudad de Cairns, en el tramo norte de la Gran Barrera.
El gráfico ofrece el nivel mensual medio del mar, durante gran parte del periodo 1966 a 2017. En el eje de la izquierda, corriendo la coma hacia la izquierda una posición, obtenemos las mediciones en centímetros: por ejemplo, 710 cm. o 7,1 mt.
Niveles mensuales medios del nivel del mar, cerca de Cairns
A los profanos, nos resultará sorprendente comprobar que variaciones de 10 a 20 centímetros en pocos meses son sumamente frecuentes.
El artículo publicado por Mark Jonas en 2019, recoge el siguiente testimonio:
“Visitantes [frecuentes] a la Lizard Island informan que han encontrado mareas más bajas y más superficie de coral expuesta [al aire] como la que se recoge en la foto de más arriba, lo que resulta coherente con el extremadamente elevado blanqueamiento que se produjo en dicha isla durante El Niño de 2016”.
“Naturalmente, los arrecifas quedan con frecuencia expuestos al aire durante las mareas bajas, pero consiguen sobrevivir si la exposición es breve o durante la noche”.
D) Alteraciones durante la última glaciación
Ya dijimos que se ha determinado que la Gran Barrera de Coral representa una continuidad desde hace unos 20 millones de años. Pero continuidad no implica identidad. En periodos geológicos, no hay nunca identidad, como a menudo pretenden buscar los ecologistas.
Como afirma el artículo que mencioné al comienzo, la Barrera “esencialmente ¨ha muerto¨ varias veces, cuando el nivel del mar ha descendido” un gran número de metros: digamos, 50 metros o más”.
Pero “por muerte quiero decir la de la Barrera tal como la conocemos hoy en día, porque [la gran mayoría de ella] quedó muy elevada y seca”, por encima del mar durante miles de años.
Normalmente, estas barreras de arrecifes se erigen sobre las plataformas continentales, no bajando por el talud continental (continental slope), ya a gran profundidad.
Plataforma y talud (pendiente) continentales
Por ejemplo, el descenso del mar en esta costa australiana durante la última glaciación alcanzó los 120 metros, permaneciendo en la plataforma continental.
Pero las formaciones coralíferas -como dijimos- se han extendido hasta los 130 metros de profundidad. Los corales pudieron sobrevivir -al menos en ciertas áreas de la Barrera-, desde donde se volvieron a expandir posteriormente.
Continuando con aquel artículo, la Barrera “se recuperó cada vez que el nivel del mar volvió a subir”, durante un periodo caliente, como el actual.
“A pesar de aquellos grandes cambios en el nivel del mar, algunos corales deben haber subsistido donde todavía había mar, presumiblemente en el borde exterior de la plataforma continental”, donde hay una cierta profundidad.
Aquellos corales -hoy a profundidades de unos 130 metros- debieron repoblar los restos muertos de la barrera, según subía el océano.
Todo esto muestra una considerable capacidad de adaptación de las formaciones de arrecifes y que su mayor peligro -aunque no el único- es una gran bajada del nivel del mar, que determina la muerte de las partes expuestas al aire y al sol durante largos periodos de tiempo.
Otros artículos de mi blog sobre estos temas:
Cobertura récord de la Gran Barrera de Coral en casi 40 años. Gran fiasco de las previsiones ecologistas. 1 de septiembre de 2023.
Plena recuperación de la Gran Barrera de Coral de Australia. Una vez más, ecologistas y medios han mentido. 7 de septiembre de 2021.
Fascinante formación de los atolones de coral. Origen milenario. 27 de mayo de 2020.
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