Occidente hizo progresar al mundo con su industrialización. Planta siderúrgica.
Desde hace más de una década (Conferencia Climática de Copenhague, de 2009), los seguidores del ecologismo radical -incluidos todos los partidos de izquierda y la gran mayoría de los partidos conservadores convencionales, como el Partido Popular en España y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en Alemania (con Angela Merkel)-, vienen proclamando que es imprescindible crear nuevos instrumentos de lo que, alegremente, denominan “justicia climática”.
Este concepto propagandístico (muy propio de la actual ideología ultraprogresista, woke, rabiosamente antioccidental) incrementaría en unos 200.000 millones de dólares la ayuda que los países industrializados (muy principalmente las economías occidentales) aportarían –anualmente– a los países en desarrollo por los supuestos perjuicios ocasionados por los fenómenos climáticos extremos y para facilitarles la adaptación al cambiante clima …, aunque es evidente que la temperatura global y el clima vienen cambiando, considerablemente, desde hace cientos de millones de años.
Ayuda extra, que se debería prolongar -como mínimo- durante 40 o 50 años y que se sumaría a las elevadas sumas que ya reciben los países en desarrollo por semejantes fines climáticos, procedentes de los países occidentales, bien directamente o por mediación del Banco Mundial y de los demás bancos regionales de desarrollo (el africano, asiático, etc.).
La industrialización occidental como pretendido causante de los actuales perjuicios climáticos
La supuesta justificación a lo que constituiría dicha inmensa e inacabable transferencia de recursos de Occidente a los países en desarrollo, es la siguiente: la industrialización de los países occidentales, como los de Europa, Norteamérica, Australia, Japón, etc., desde aproximadamente la primera mitad del siglo XIX, sería la que más está ocasionando el aumento de la concentración del CO2 en la atmósfera, por vía -principalmente- de la quema de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural). Hasta este punto, lo dicho está perfectamente verificado y nadie lo pone en duda.
Ahora bien, la muy cuestionada teoría del cambio climático da un paso más: dicho incremento del CO2 en la atmósfera estaría ya provocando un “gran aumento” de las consecuencias destructivas de los fenómenos climáticos: inundaciones, largas sequías, elevación del nivel del mar, olas de calor, reducción de las producciones agrícolas, etc.
Esto es, se argumenta que somos los países industrializados -y no los fenómenos climáticos naturales, de siempre, de hace miles de años- los directos causantes de las pérdidas de vidas humanas y de las graves destrucciones y perjuicios económicos que están soportando los países en desarrollo, desde hace unas cuantas décadas.
De la anterior culpabilización, se derivaría nuestra obligación moral de “reparar” a los países menos desarrollados por las citadas pérdidas, a lo que -en la jerga climática- se ha dado la denominación de “Pérdidas y daños” (en inglés, Loss and damages).
La industrialización de Occidente ha aportado enormes beneficios a los países en desarrollo
Como veremos más adelante, no está nada claro que durante estas pasadas décadas haya realmente aumentado el número de víctimas mortales y los destrozos causados por fenómenos climáticos en el mundo. Más bien, lo contrario.
Pero, en cualquier caso, lo que no es legítimo ni honesto es únicamente “contabilizar” las posibles pérdidas ocasionadas por el CO2 de la industrialización, mientras se ignoran totalmente las colosales y muy tangibles ventajas de las que dichos países se han servido gracias a las técnicas y mercados de los países industrializados.
Como se pregunta el periodista británico Gerard Baker, que es uno de los redactores del diario estadounidense Wall Street Journal, “si nosotros los occidentales debemos pagar [ahora] por daños causados por la Revolución Industrial, ¿no deberíamos también tener en cuenta la extraordinaria riqueza que dicha revolución ha ayudado a expandir a lo largo y ancho del mundo?”.
Por ejemplo, las terribles inundaciones en Pakistán este pasado verano, se vienen produciendo desde hace siglos, mucho antes de la industrialización occidental.
Además, como nos recuerda Gerard Baker, “el producto interior bruto, per capita, de Pakistán se ha triplicado en los pasados 50 años”, lo que facilitará y acortará enormemente las tareas de reconstrucción para que los damnificados recuperen unas condiciones de vida y trabajo dignas. El Sr. Baker añade que “él apostaría que una parte significativa de dicho crecimiento ha sido el resultado de innovaciones [de las revoluciones industriales] tales como los motores de combustión interna, [la fabricación de acero y de nuevos productos químicos, la invención del automóvil y de los aeroplanos], el aire acondicionado, los microchips, los ordenadores personales y las demás maravillas del mundo desarrollado”.
La mayor mejora de las condiciones de vida en el planeta de toda la historia
Como todo el mundo sabe, el crecimiento económico mundial durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial ha sido el más intenso y sostenido que jamás haya conocido la Humanidad. Por ello, Gerard Baker se plantea “cual habrían sido los niveles [actuales] de renta y riqueza en el mundo, en ausencia de las innovaciones del capitalismo industrial”.
Ha sido gracias a “la capacidad de innovación [de Occidente] que surgieron nuevos planteamientos, se creó un nuevo sistema económico y tuvo lugar la acumulación de capital que a lo largo de poco más de un siglo [el siglo XX] ha aportado al mundo una prosperidad antes inimaginable, ha ido suprimiendo graves enfermedades que antaño acababan con la vida de millones de personas, ha reducido la mortalidad infantil y ha alargado la expectativa de vida, sacando de la pobreza y del hambre a [miles de] millones” de personas.
Los fenómenos climáticos extremos (y sus destrucciones) no están creciendo
La pérdida de vidas humanas por fenómenos climáticos a lo largo del tiempo constituye, lógicamente, el principal indicador de la posible gravedad de la supuesta “emergencia climática”. El ecologismo y los muchos gobiernos occidentales que han asumido su propaganda no cesan de repetir que la misma existencia de la raza humana estará en peligro, en no mucho tiempo …
No obstante, como de costumbre, la realidad es justo la contraria. Durante los pasados cien años, desde la década de 1920, el número de muertes por desastres naturales (climáticos y de otro tipo) no ha dejado de reducirse, drásticamente, conforme la conocida base de datos de la Universidad belga de Lovaina, Our World in Data.
De más de 520.000 muertes anuales en la década de 1920, en los 2020 únicamente se han producido 12.000 muertes, anuales; una reducción del 97%.
Número de muertes en el Mundo por Desastres Naturales (incluye fenómenos climáticos extremos). 1900 a 2020. Medias anuales de cada década.
Fuente: Our World in Data. Université de Louvain (Bruxelles)
https://ourworldindata.org/natural-disasters
Naturalmente, cada cierto tiempo se produce algún gran desastre natural -como siempre ha ocurrido-, con su elevada secuela de muertes, como la gran sequía y la subsecuente hambruna en Etiopía entre 1983 y 1985, o el devastador tsunami en el Océano Índico en 2004. Pero la evolución -claramente descendente- del número global de este tipo de muertes no indica en absoluto el agravamiento de estos fenómenos naturales, por mucho que los medios de comunicación pretendan negarlo.
El crecimiento económico facilita la prevención de desastres y la atención a los damnificados
Un segundo factor que explica el fuerte descenso en el número global de muertes es que, con el desarrollo económico, todo tipo de países se preparan mucho mejor para hacer frente a los efectos destructivos de estos desastres, esto es, los países adoptan medidas para adaptarse mejor a los desastres que se suelen presentar en sus zonas geográficas, en vez de intentar modificar el clima mundial.
Por otro lado, es importante tener presente que la muy favorable evolución global que hemos comentado resulta tanto más significativa ya que la población mundial se ha casi cuatriplicado durante dicho largo periodo, pasando de menos de 2.000 millones de habitantes en 1900 a 7.760 millones en 2020.
Colaborador científico de Barack Obama: los fenómenos climáticos extremos no se están haciendo más frecuentes
El físico Steven E. Koonin fue el consejero científico principal del Departamento de Energía, bajo la Administración del presidente demócrata Obama. En 2021 publicó un libro con el siguiente título: “Pendiente de resolver. Lo que la ciencia del clima nos enseña, lo que no puede hacerlo y por qué es relevante” (en inglés, “Unsettled”)
En la introducción efectúa las siguientes afirmaciones que constituyen una herejía para los creyentes de la religión laica del cambio climático:
“Las olas de calor en EE.UU. no son actualmente más frecuentes que en los años de 1900 … y las temperaturas máximas en EE.UU. no han aumentado durante los pasados 50 años”. Por otro lado, “la acción de los humanos no ha tenido ningún efecto apreciable sobre los huracanes en el pasado medio siglo”. “La capa de hielo de Groenlandia no se está reduciendo con mayor rapidez que lo hacía hace 80 años” [lo que, por cierto, yo abordé en un artículo de 2009]. Finalmente, referido al conjunto del planeta, “el impacto económico neto causado por los humanos sobre el clima va a ser mínimo hasta por lo menos el final del presente siglo”.
Más adelante, Steven Koonin sostiene también que la extensión global de bosques que han sufrido incendios sigue una tendencia descendente (lo que yo traté en un artículo), que el ritmo de elevación del nivel del mar no se ha acelerado (ver mi artículo) y que el volumen de las cosechas globales está aumentando, no descendiendo.
Otros artículos de mi blog sobre estos asuntos
La temperatura global aumenta de forma moderada. No hay ninguna emergencia. 23 de noviembre de 2019.
El suministro mundial de alimentos no deja de aumentar. National Geographic continúa mintiendo. 27 de marzo de 2020.
El aumento del nivel del mar está siendo moderado. No hay ninguna emergencia. 19 de enero de 2022.
¿Pretender alterar el clima mundial o adaptarse al cambio climático? 11 de diciembre de 2021.
Ni el fenómeno El Niño ni otras importantes variaciones del clima mundial tienen relación con la teoría del cambio climático. Variabilidad natural del clima. 24 de junio de 2021.
Los incendios forestales en el mundo disminuyen desde por lo menos 2003. 28 de abril de 2021.
El primer ministro sueco y el deshielo de Groenlandia. 15 de diciembre de 2009.
Muertes e inundaciones en Alemania. No se deben al cambio climático sino a un gran fallo del sistema de protección civil. 25 de julio de 2021.
Fracasa la Conferencia de Copenhague. Análisis de sus resultados. 19 de diciembre de 2009.
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