Gran reducción de la extracción de gas en Europa. Cabeza extractora de gas.
Como es sabido desde hace muchas décadas, en ningún caso resulta aconsejable que un determinado país se haga muy dependiente de un solo suministrador para sus necesidades energéticas, a menos de que se trate de países aliados, como EE.UU. y Canadá. A esto se conoce como el principio de seguridad e independencia energética.
Muchísimo peor es que todo un continente –como el europeo- cometa la anterior irresponsabilidad, a lo largo de más de una década.
Si, como es el caso actual, ese único gran suministrador de energía es, justamente, el principal enemigo estratégico de Europa –en términos diplomático y militar-, esto es, Rusia, la irresponsabilidad se convierte en gravísima temeridad, casi suicida … por la que algunas fuerzas políticas deberán pagar un serio precio, a menos que ahora den un giro de 180 grados, como puede estar sucediendo en Alemania, aunque aún de modo insuficiente.
Todo eso es lo que se ha venido haciendo en Europa, muy particularmente por parte de los gobiernos de Europa occidental (Alemania, Reino Unido, Holanda …) desde 2010, aproximadamente, cuando la obsesión climática se hizo cargo del timón de aquellos gobiernos, hasta hoy en día, ininterrumpidamente.
Algunos políticos europeos cuestionan que esto, apenas haya sucedido; otros, dan a entender que era algo inevitable. Estas dos afirmaciones son radicalmente falsas y sólo pretenden eludir las grandes responsabilidades que –gobernantes de izquierda y muchos de derecha- han asumido, entre los que destaca la peor de ellos, la antigua canciller alemana Angela Merkel, así como el actual primer ministro británico Boris Johnson.
Las cifras de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) son meridianamente claras
https://ec.europa.eu/eurostat/databrowser/view/NRG_CB_GAS__custom_2184076/default/table?lang=en
Tomo como año final del periodo analizado 2019, por ser el último anterior a la crisis económica que causó la pandemia del Covid-19, con sus muchas anomalías.
En los nueve años, entre 2011 y 2019, la producción conjunta de gas natural del continente de Europa (dejando aparte a Rusia y a Turquía, que no es un país europeo, sino asiático) se ha reducido un 20%, en lugar de haberse expandido mucho, como podría haberse hecho, lo que hubiese aumentado su independencia energética frente a otros países.
La producción europea de gas se contrajo de casi 312 miles de millones de m3, en 2011, a 249 m.m. m3 en 2019. Una caída de 62,6 m.m. m3.
24 países de Europa produjeron gas en 2019. La mayoría de ellos son de la UE (Holanda, Rumanía …), pero otros no, como –por orden decreciente de volumen- Noruega, Reino Unido, Ucrania, etc., siendo estos últimos de gran importancia cuantitativa.
¿A qué se ha debido esta insensata reducción del gas extraído?
Más adelante revisaremos lo sucedido país por país, de los que han experimentado una mayor contracción.
Pero, con independencia de las circunstancias particulares, a nadie se le puede escapar que, desde hace más de 20 años la Comisión Europea y la casi totalidad de los gobiernos de Europa occidental vienen bombardeando, día sí y día también, con la necesidad de eliminar el uso de combustibles fósiles, como el gas natural y el petróleo, adoptando para ello innumerables medidas legislativas, entre ellas, asfixiar la financiación del uso de estos combustibles.
Más específicamente, desde –al menos- 2016 casi todos aquellos gobiernos se han embarcado en el programa energético suicida conocido como Cero Neto de emisiones de CO2 para 2050, lo que implica dejar de utilizar completamente el gas natural y otros utilísimos combustibles (petróleo y carbón), tratando de sustituirlos completamente por las costosas e inestables energías renovables (eólica y solar FV).
Como es de sobra conocido, los países de Europa central y del este (Polonia, Chequia, Hungría, Eslovaquia …) se vienen oponiendo a esta suicida “transición energética” desde el comienzo, tratando de prolongar la extracción y uso del gas y del carbón para generar su electricidad y para otros muchos usos directos.
Sólo por la constante presión y amenazas de la Comisión Europea y de los gobiernos de la parte occidental de Europa, estos países han ido cediendo algo a las políticas climáticas al uso.
También se están sirviendo varios de estos países de las centrales nucleares de las que ya disponían, poniendo además en marcha planes para construir nuevas centrales de este tipo, como Eslovaquia (5), Polonia (2), Hungría (2), Eslovenia, Chequia (2), Rumanía (3) y Bulgaria.
Hablemos de los países virtuosos respecto del gas antes que de los villanos
Del cuadro estadístico de arriba destaca claramente el comportamiento responsable de dos países, aunque con volúmenes de extracción muy diferentes: Noruega e Irlanda.
Noruega –que no pertenece a la UE, pero sí a la OTAN- ha sido y sigue siendo el mayor productor de gas natural de Europa (sin contar Rusia), gracias a sus enormes yacimientos bajo las aguas del Mar del Norte.
En 2019 obtuvo 119 miles de millones de m3, un 12% por encima de su cifra de 2011. Esa producción de 2019 representó cerca de la mitad del gas extraído en toda Europa.
Pues bien, en octubre de 2021, el nuevo gobierno noruego –formado por el Partido Laborista y el rural Partido del Centro-, decidió no desmantelar el sector del gas y el petróleo sino mantener su producción y continuar explorando en busca de nuevos yacimientos, optando por una “transición gradual”, que no resulte disruptiva.
La decisión de los sucesivos gobiernos noruegos desde hace más de una década, supone una muy valiosa aportación a la seguridad energética de la Europa democrática, lo que reduce algo la actual intranquilidad respecto a los suministros.
Por su parte, Irlanda, que casi carecía de producción de gas, puso en explotación en 2016 –haciendo oídos sordos a las exigencias de los ecologistas- un yacimiento offshore, a 80 km de la costa NO de la isla, denominado Corrib, tras 20 años de protestas y pataleos.
Su extracción de 2019 (2,6 miles de millones de m3) cubre cerca del 50% del consumo nacional de gas de Irlanda (5,5 m.m. m3). El periodo útil de este yacimiento será de entre 15 y 20 años. El principal partido del gobierno en 2016 era el Fine Gael, de carácter conservador y democristiano.
Tres países del Este han aplicado también una política sensata
Ucrania, Rumanía y Polonia han mantenido sus niveles de producción de comienzos de la década de los años 2010, o lo han reducido sólo en una escasa medida (en menos del 10%).
Holanda es el país que más ha reducido su producción de gas, un 60%
La producción de gas de Holanda –tradicionalmente la segunda mayor de Europa, tras Noruega- ha sido fuertemente recortada, desde el gobierno nacional, pasando de 83,4 miles de millones de m3 en 2011, a únicamente 33,4 m.m. m3 en 2019, situándose ahora por debajo –también- de Reino Unido.
Esta contracción es responsable del 80 por ciento de la caída de la producción europea del gas, en aquel periodo.
Holanda ha aprobado el objetivo Cero Neto de emisiones: para 2030 se ha fijado la exorbitante obligación de recortar el 49% de todas sus emisiones de gases de efecto invernadero. Para 2050, deberá haber eliminado el 95% de dichas emisiones. Ambos objetivos son absolutamente irrealizables … y contraproducentes.
Yacimientos de gas y petróleo de Holanda. Fuente: ResearchGate.
Como se puede observar aquí arriba, Holanda cuenta con muchos yacimientos offshore en el Mar del Norte.
Ahora bien, más de la mitad de toda su extracción nacional ha venido procediendo del yacimiento en tierra firme, al nordeste el país, denominado Groningen (esa gran mancha verde, a la derecha del mapa).
Este yacimiento está en explotación desde 1963 (unos 59 años), es el mayor de Europa (tras los de Noruega) y el 10º del mundo.
Aunque ya se han extraído las ¾ partes del total del yacimiento, el gas restante podría mantener una producción análoga a la 2015 (unos 28 m.m. m3), durante unos 25 años más.
El yacimiento Groningen va a ser cerrado en torno a 2025
En 2014 el gobierno decidió cerrar totalmente este yacimiento hacia 2025, debido a una serie de temblores de tierra atribuidos a la extracción del gas. Para ello, comenzó a recortar la producción ya en 2014.

Datos: Gaswinning totaal maandelijks. (Reproducidos por Wikipedia)
El cierre completo de todo un yacimiento (de varios cientos de km2) tiene muy pocos precedentes, refiriéndose a una explotación convencional, que no implica el uso del fracking. Ni siquiera con fracking se ha tomado nunca a esta escala.
Resulta imposible que, aunque se intensifique la extracción de gas en el Mar del Norte correspondiente a Holanda, pueda compensarse –más que mínimamente- la clausura del yacimiento Groningen.
Esta hiper-prudencia de Holanda, ha creado una gran brecha en la cobertura de las necesidades de gas de Europa.
El Gobierno holandés estableció una moratoria indefinida para el gas de esquisto en 2015
Según el U.S. Energy Information Agency (EIA), en Holanda existen unos 700 miles de millones de m3 (equivalentes a 26 mill. mill. de pies cúbicos) de reservas de gas de esquisto técnicamente recuperables, shale gas que requiere de la técnica del fracking (o fracturación hidráulica) para su extracción.
El yacimiento principal parte de la costa, a la altura de La Haya, adentrándose hacia el SE, a la frontera con Alemania y Bélgica, esto es, a la ciudad de Maastricht.
Pero, como parte del gran movimiento de sometimiento al ecologismo internacional, el gobierno holandés puso en vigor en 2015 una moratoria –por motivos exclusivamente climáticos- para su explotación, que nunca se ha levantado.
Al ritmo de 50 m.m. m3 anuales (que es la cantidad en que ha caído la extracción de gas en Holanda) podría haber una producción adicional durante unos 15 años, que serían muy importantes para reducir la dependencia del gas de Rusia.
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También puede leer: El fracking en Europa del gas natural es primordial para superar la actual crisis energética y bajar el precio de la electricidad. 20 de diciembre de 2021.
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Alemania también ha reducido un 60% su extracción de gas
Su producción nacional (ver el cuadro de arriba), de 14,8 miles de millones de m3, en 2011, bajó a sólo 6 m.m. m3, en 2019.
Lo anterior supone una reducción de 8,8 m.m. m3, un 60%.
Alemania es, con diferencia, el mayor mercado para el gas natural en Europa.
En todo caso, su producción nacional apenas cubre entre el 6% y 8% de su consumo nacional.
Sus yacimientos convencionales de gas, los que actualmente están operativos, se encuentran en el rincón NO del país, en torno a la costa del Mar del Norte, pero están ante todo sobre tierra firme.
Sus actuales yacimientos convencionales del Mar del Norte, parecen estar en su curva descendente de rendimiento.
Alemania cuenta con abundantes depósitos de gas de esquisto, que no han sido explotados
Pero Alemania dispone de grandes yacimientos de gas de esquisto (shale gas). Según un estudio del alemán Federal Institute for Geosciences and Natural Resources (BGR): “podrían extraerse entre 320 miles de millones de m3 y 2.030 m.m. m3 de gas, en el norte de Alemania, a unos 1.00 metros de profundidad”. Resulta, por tanto, una estimación intermedia de dichas reservas de gas de unos 1.150 m.m. m3.
Lo anterior supone que sus reservas de gas de esquisto son unas 10 veces superiores a sus reservas convencionales (que no requieren usar el fracking), que ascienden a unos 110 m.m. m3.
Si el Gobierno alemán abandonase su buenista empecinamiento contra la técnica del fracking, su extracción de gas se multiplicaría varias veces y duraría varias décadas, cubriendo una parte sustancial de su consumo nacional, en lugar del 6% u 8% en la actualidad.
Como ha quedado completamente demostrado en EE.UU., donde se vienen realizando miles de nuevos pozos para fracturación hidráulica cada año, desde hace más de una década, el fracking no contamina el agua –más allá que cualquier otra actividad industrial o minera-.
Por otra parte, los beneficios derivados del fracking (para la economía en su conjunto y para las comunidades rurales próximas a los pozos) superan en mucho a los inconvenientes de su utilización.
En todo caso, Alemania tiene que comprar gas licuado de proveedores seguros
La dependencia de Alemania respecto al gas de Rusia disminuiría, aunque necesitaría importar gas licuado (GNL), en barcos, de otros orígenes, como EE.UU., Catar, Australia, etc. El Gobierno alemán acaba de decidir, uno de estos días, la construcción de una planta de regasificación en la costa del Mar Negro. De haberlo decidido mucho antes Angela Merkel, se encontraría ya en funcionamiento desde hace años, facilitando mucho la sustitución del gas ruso, que ahora tienen que improvisar a toda prisa y con mucho retraso.
Alemania está obligada a poner en funcionamiento sus antiguas plantas térmicas de carbón
Son de sobra conocidos los amplísimos yacimientos alemanes de carbón, de los que se han estado sirviendo hasta hace muy pocos años. Las instalaciones de extracción están utilizables a muy corto plazo. Las reservas durarían hasta fines del presente siglo y quizá más allá.
Muchas de las centrales térmicas que vinieron empleando el carbón como combustible se transformaron para usar gas natural, que ahora resulta escaso y crea dependencia respecto a Rusia. Su readaptación al carbón es factible en un breve periodo de tiempo, en comparación con otras alternativas.
Esto no es, en absoluto, buenos deseos por parte de personas que rechazamos las políticas climáticas. La prestigiosa agencia de noticias de negocios Bloomberg, acaba de titular del siguiente modo uno de sus artículos:
“Alemania puede extender el uso del carbón como sustitutivo del gas ruso”
Bloomberg añade que “las centrales térmicas de carbón podrían seguir operativas más allá del año 2030, que es el plazo que Alemania ha fijado para este combustible”.
Reconsiderar la desastrosa política de Angela Merkel de cerrar sus centrales nucleares resulta ahora perentorio
A mediados de 2021 Alemania todavía obtenía el 12% de su electricidad de la energía nuclear, gracias a las 6 centrales que todavía tenía operativas. No hay que olvidar que en 2011, cuando la canciller Angela Merkel decidió ir prescindiendo de sus nucleares, tras el accidente en Fukushima (Japón), el 25% de la electricidad procedía de las 17 centrales existentes, lo que resultaba de gran seguridad y estabilidad en el suministro, así como a un precio muy accesible.
Según el programa previsto por Merkel, en diciembre 2021 se cerraron 3 centrales, bajando al 6% la electricidad de este origen. Finalmente, en diciembre 2022 deberían cerrarse las 3 últimas centrales, para regocijo del ecologismo radical que Merkel abrazó irresponsablemente, asumiendo otra política de izquierda.
La situación de Guerra Fría que ha traído la invasión rusa de Ucrania, está forzando al actual Gobierno alemán –dirigido por un socialdemócrata, en alianza con el Partido Verde- a tener que poner los pies en la realidad, no es ensoñaciones buenistas.
El principal diario conservador británico, The Telegraph, el 28 de febrero, titulaba:
“Putin fuerza a Alemania a reconsiderar el cierre de las nucleares”
En el subtítulo, se leía: “Alemania considera mantener abiertas las centrales nucleares en un giro de su política energética”
Reino Unido no ha expandido la extracción de gas del Mar del Norte y ha renunciado completamente al gas de esquisto en tierra firme
Si este país hubiera recurrido a estas dos políticas, su producción nacional de gas se hubiera casi duplicado a lo largo de la pasada década. Por el contrario, su obsesión climática ha llevado a una contracción de su extracción de gas más de un 14%. De 46,4 m.m. m3, ha bajado a 40,0 m.m. m3.
Como su consumo nacional de gas en 2019 fue de 79,0 m.m. m3, Reino Unido hubiera podido cubrir casi todas sus necesidades nacionales con producción nacional. Sin embargo, desde 2005, el país se ha visto obligado a efectuar crecientes importaciones de gas, tanto por barco (de gas licuado, GNL), como a través de gasoductos desde el continente (ver el Chart 1, de este informe).
Demanda, producción e importación de Gas en Reino Unido
Si partimos del pico de producción de gas en el área británica del Mar del Norte, el año 2000, la caída de extracción ha sido tremenda: de unos 115 miles de millones m3, ha bajado a tan sólo 36 m.m. m3, un descalabro del 69% en la producción británica de gas, por el progresivo agotamiento de los antiguos yacimientos, mientras que el Gobierno no ha autorizado la puesta en explotación de nuevos yacimientos por sus nefastas políticas climáticas.
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También puede leer: Finalmente arranca el fracking en Inglaterra. 24 de septiembre de 2019.
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Reino Unido ha de reabrir las centrales térmicas de carbón
La puesta en explotación de nuevos yacimientos en el Mar del Norte y el fracking en tierra firme, llevarán unos pocos años –por la insensatez de estos pasados años-, por lo que Reino Unido ha de considerar alternativas puente a corto plazo.
El país cuenta todavía con reservas nacionales de carbón para casi un siglo de consumo. Por otra parte, dispone de centrales –ahora clausuradas- que podrían ponerse en operación con facilidad y en un plazo de tiempo corto. ¿Cuál es ahora la prioridad, ese evanescente propósito de “Salvar el Planeta” o lograr la independencia y seguridad energéticas a corto plazo, frente a Rusia?
Otros artículos de mi blog sobre este tema
Principal causa del encarecimiento del gas natural en los mercados internacionales. 7 de abril de 2022.
Para abaratar la electricidad y derrotar a Rusia, a medio plazo, Europa debe maximizar la extracción de gas y diversificar su suministro. 9 de marzo de 2022.
El fracking en Europa del gas natural es primordial para superar la actual crisis energética y bajar el precio de la electricidad. 20 de diciembre de 2021.
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