Salvar el Planeta. Los osos polares se están salvando solos, como el resto
Esa expresión tan bien sonante –transición ecológica– implica que la población occidental pase por el aro de las 46 medidas descritas a continuación. Por las buenas, voluntariamente, si se dejan engañar una vez más por la corrección política y hasta disfrutan con ello, los más ricos. En caso de incumplimiento ciudadano, enseguida exigirá el ecologismo radical que se eche mano del Boletín Oficial del Estado y, además, se continuarán añadiendo muchas más medidas -no lo duden-, por mucho que ello perjudique el bienestar de la población menos pudiente.
Durante los próximos 2 o 3 años veremos si los europeos tragan el cuento o si hacen algo parecido a los chalecos amarillos franceses y votan a partidos opuestos a las políticas climáticas, como Finlandia, Holanda y, no olvidemos, Estados Unidos (con la elección de Trump). Australia podría ser el próximo país en seguir este mismo rumbo en sus comicios generales del próximo mes de octubre; la provincia canadiende de Alberta acaba de hacerlo en las elecciones del día 18 de abril.
Consejos para salvar el Planeta y su -supuesta- febril mala conciencia
1) Consienta, con alegría, que la factura de la luz suba al doble o al triple de sus valores actuales.
1bis) Acepte lo mismo respecto al precio del gasóleo para la calefacción de las viviendas.
2) Tolere lo mismo respecto al precio de la gasolina (y el gasóleo), mientras Vd. siga usando un automóvil con motor de combustión interna, hasta que ahorre todo lo necesario para arruinarse adquiriendo un coche eléctrico. En cualquier caso, no desespere: dentro de unos 25 años (a mitad del siglo) sí que podrá adquirir un coche eléctrico a precios accesibles y con rendimientos satisfactorios. Mientras tanto, si le parece buena idea, siga comprando coches de gasolina o de gasóleo, si dejan de criminalizarlo los estados. Pero, en todo caso, decida lo que a Vd. le parezca mejor.
3) Admita pasar frio en invierno en su vivienda, para no gastar energía.
4) Acepte pasar calor en su vivienda en verano, para no gastar energía.
5) Compre automóviles sin aire acondicionado. Disponga de una adecuada flota de coches, como hace el actor millonario progre Leonardo diCaprio: uno eléctrico para ir a los estrenos de Hollywood en Sunset Boulevard y fardar, otro eléctrico, sin aire acondicionado, para uso exclusivo en invierno, otro coche de los de verdad (de motor de gasolina), para hacer viajes medios o largos, cuando nadie le ve ….
6) En invierno, no conecte apenas el sistema de calefacción de su coche eléctrico, porque reduciría su autonomía de desplazamiento hasta en 25% o 30%.
7) Deje de comer carne roja, de animales bovinos y ovinos, por sus eructos y ventosidades con gas metano, un fuerte gas de efecto invernadero, muchísimo más intenso que el CO2.
8) Viaje en avión sólo en casos de emergencia. Mejor, todavía, deje de viajar.
Como, por ejemplo, en la emergencia de la muy progre Emma Thomson (excelente actriz, de buena planta) de haber volado estos días en primera clase de Los Angeles a Londres, para participar en una trascendental manifestación de niñatos, que ha paralizado el centro de la capital, haciendo la faena a todo el mundo, excepto al alcalde –Sadiq Khan-, quien estaba fascinado por los atascos: We´re really saving the Planet, oouuaao!
9) Tenga sólo encendida una bombilla en su vivienda.
(¿Quién le ha engañado a Vd. diciendo que el progreso consiste en poder tener 4 o 14 bombillas encendidas a la vez, si a uno le place y puede sufragar su coste?)
10) Compre coches mucho más caros -los eléctricos-, con los que circular un máximo de entre 350 km y 500 km -con una carga completa-, según los modelos 3 de Tesla, por ejemplo.
11) Acepte dedicar en un viaje tres cuartos de hora hora a recargar su flamante coche eléctrico (carga válida para un máximo de entre 250 km a 350 km, según modelos), siempre que encuentre un punto de carga rápida. En otro caso, lea el siguiente párrafo, y siéntese a esperar;
12) Disfrute empleando unas 5 o 6 horas en cargar su coche eléctrico en un enchufe normal, de carga lenta, en su edificio o chalet. Peléese con la comunidad de propietarios, para que le dejen hacer estas cargas. En mi comunidad, por ejemplo, no lo permitimos.
13) Organice a diario un transporte en común de los vecinos de su edificio al trabajo. El planeta se lo agradecerá, pero los chalecos amarillos se enfadaron mucho cuando su presidente, Macron, se lo sugirió el pasado otoño. Aún no se sabe si lo de Macron fue una broma de mal gusto o una propuesta en serio.
14) Aísle térmicamente mejor su vivienda, cuanto antes. Sólo le costará varias decenas de miles de euros …
15) Consienta pacientemente que la tasa nacional de desempleo se dispare, solo durante unas pocas décadas, mientras transcurre la tan necesaria transición energética.
16) No se alarme por la deslocalización de empresas (por ejemplo, a China), debido al encarecimiento de la energía, como está sucediendo en España con las sociedades que operan en sectores intensivos en energía, como es el caso de Alcoa (Aluminio. La Coruña y Avilés. 2018) y Cemex (Cemento. Almería y Baleares. 2018). Por su parte, la empresa danesa de fabricación de aerogeneradores Vestas está cerrando plantas en España (León. 2018) por los vaivenes de la política energética nacional, que debería ser una política de estado, con bastante continuidad en el tiempo.
17) Consuma poca agua. Es más importante el planeta que la mísera salud de Vd.
18) Se está obligando a todas las comunidades de propietarios de España (y de la UE) a que instalen aparatos repartidores del consumo de calefacción en cada vivienda. En principio, estaría bien. Pero, tras el lio que se ha montado (dentro de cada comunidad) y las discusiones entre vecinos, ¿alguien ha apreciado un ahorro significativo en este gasto? En nuestro edificio, no; aun contando con un vecino que es un ingeniero jubilado quien supervisó al detalle la puesta en marcha.
19) No consuma quesos de vaca, oveja, cabra, ni la mantequilla: los eructos de estos animales contienen metano y, en el caso de las vacas, también sus ventosidades. ¡Menos mal que los franceses no pasarán por esto, ni los italianos, ni …!
20) Habría que ir “desplazando” (o sea, eliminando) al resto de rumiantes, que igualmente expulsan metano en sus eructos. Esto comprende los millones de búfalos usados en Asia para cultivar el arroz y otros productos: ¡que se compren tractores! También los cérvidos y las elegantes gacelas. Su existencia se cruza con el bienestar del planeta. Esto no lo han propuesto aún, pero llegará si hubiera un mínimo de coherencia, ya que suponen millones de animales irresponsables, contaminantes: al paredón.
21) Consuma únicamente alimentos cultivados procedentes de su entorno próximo, aunque sean los que peor sepan y los más caros. ¡El planeta no está para caprichitos de los humanos!
22) Instale pequeños huertos urbanos en sus balcones. En varias ciudades españoles me consta que se han cerrado estos necios jueguecitos, por falta de interés de los vecinos.
23) Vaya al trabajo andando, en bicicleta o patinete; eso sí, llévese una muda, como hacían los progres y sus emuladores empleados en el Banco Mundial, en Washington DC, al ir en bicicleta.
24) Reclame en el trabajo media hora más de permiso para ducharse y cambiarse al llegar.
25) Reclame a su ayuntamiento que abran en la ciudad nuevos carriles ciclistas, cerrando los obsoletos carriles para autos, como han hecho las sabias autoridades de Ginebra y de Madrid, por ejemplo. Pero que no le pille a Vd. un atasco en coche, como me pasó a mí (en Ginebra); en hora y pico nos adelantaron, ¡nada menos!, que 7 ciclistas por sus espaciosos carriles.
26) No compre mercancías que hayan sido transportadas por barco, hasta que se implanten combustibles “limpios”, nada de gasóleo.
27) Viaje lo menos posible por tierra: coche, autocar, ferrocarril … ¡siguen emitiendo CO2!
28) No viaje en barco hasta que haya una alternativa a sus motores de gasóleo.
29) No use secadores del pelo, porque consumen mucha energía.
30) Tampoco use planchas eléctricas, porque consumen mucha energía.
31) Absténgase de usar tostadores de pan, porque consumen mucha energía.
32) Hágase vegano cuanto antes y váyase acostumbrando poco a poco. Si espera, la obligación de serlo puede pillarle de improviso y causarle problemas de adaptación.
33) En el trabajo, reclame a sus jefes que pongan en práctica un plan de ahorro energético, cuyo cumplimiento Vd. deberá vigilar, como hacen los comités de defensa de la revolución (CDR) en Cuba.
34) Apague su ordenador, en su trabajo, en cuanto no lo use un rato. Y, además, desenchúfelo, porque ahorrará un poquito más de energía.
35) Haga lo mismo en su casa –desenchufar– con la lavadora, lavavajillas … a diario.
36) No lave nunca la ropa con agua caliente; agua templada es suficiente … Reserve una pinza de la ropa, para su nariz.
37) Las secadoras de la ropa suponen un despilfarro. Le guste o no, tenga o no sitio para ello, cuelgue siempre la ropa al aire. (Creo que esto es lo único de toda la lista que hacemos en nuestro piso, porque hay sitio y nos gusta).
38) Use el transporte público, en lugar del odioso coche privado. Además, así hará amigos.
39) Si vive en un chalet no desperdicie los restos de las plantas ni de los humanos. Haga habitualmente compost. Si no sabe qué es compost, pregúntelo por ahí, prefiero no detallarlo en este escrito, y así -preguntando- seguirá haciendo amigos.
40) Con el cambio climático los mosquitos de enfermedades como la malaria, llegarán a nuevas áreas, quizá a la suya (eso dicen, contra toda lógica). Nunca salga de casa sin su matamoscas o su redecilla antimosquitos para la cabeza. Pesa poco e irá llamado la atención como todo un famoso.
41) Organice en su edificio de pisos sesiones para intercambiar ideas para mejor Salvar el Planeta.
42) Haga lo mismo en el lugar de trabajo.
43) Adapte estos consejos a las condiciones propias de las mujeres y de los hombres, para ser más inclusivos. En su caso, haga lo propio con los vecinos transexuales.
44) Haga introspección y comprenderá que en realidad a Vd. no le gusta la carne roja, la come por imposición de la sociedad patriarcal y machista.
45) Nunca mate a un gusano en su jardín o parcela. Imite lo que hacen en el Tíbet … aunque acabará acercándose a su mismo nivel de desarrollo. En vez de matar a los gusanos, juegue con ellos. Su ayuda es trascendental para poder cultivar sin arar (airean la tierra) y así ahorrará más energía y habrá ganado otros amigos. Repita una vez más: hay que Salvar el Planeta.
46) Jamás tire un papel en el que sólo haya escrito por uno de sus lados … a menos que quiera contribuir a arrasar los bosques primigenios de la cuenca del Amazonas. ¿Realmente se creerá esto, alguien? Los lobbies ecoligistas, ya se ha olvidado de esta campaña.
Y no crea Vd. que podrá engañar al Gran Hermano climático: si se comprobase que los ciudadanos no siguen estrictamente estas sencillas recomendaciones, se promoverá su cumplimiento por instrumentos legales -el código penal, si hiciera falta- y santas pascuas, como se hizo con las bombillas incandescentes y los termómetros de mercurio (que dañaban el medio ambiente); estos dos productos se prohibieron por las bravas, en contra de la libertad de consumo, como hacían otros burócratas en la URSS.
Por cierto, los tubos fluorescentes, que hace más de una década se proponían para sustituir a las bombillas incandescentes (antes de la aparición de las LED, etc.), contienen mucho mercurio, pero este mercurio -para los sabios de Bruselas-, era un mercurio del bueno, se podía utilizar.
Aquellas personas habitualmente bien informadas, escribieron que las lumbreras de la Comisión Europea tenían preparado en junio de 2016, justo antes del referendo británico sobre el Brexit, el borrador de una disposición para prohibir (siempre prohibir) en la UE la venta de secadores del pelo, tostadores de pan y planchas eléctricas, para reducir el consumo de energía. Visto el entusiasmo de los votantes británicos, dejaron en suspenso la medida. La votación británica nos salvó a todos de tan ejemplar medida … por el momento.
Tengan a mano un paraguas, porque en cualquier momento nos caerá de Bruselas un diluvio de prohibiciones, para alcanzar los ambiciosos objetivos del Acuerdo del Clima de Paris. Acepto apuestas.
Los editores del precioso libro de adoctrinamiento ideológico que aparece en la foto de portada, no se han enterado aún de que los osos polares no están a punto de desaparecer (como afirmaban los ecologistas y Al Gore), sino creciendo en número y con buena salud. Pero no paran de repetir a los pobres niños: Salvar el Planeta.
Mucho me temo que a las dulces criaturitas a quienes se dirige aquel libro infantil, no se les habrá informado de que los aerogeneradores (los molinillos eólicos) afean los paisajes y -sobre todo- provocan una matanza contínua de grandes aves (águilas, halcones, gavilanes, etc.) y de todo tipo de otras aves. Uniendo a esas muertes las de murciélagos, la Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife) ha estimado que los aerogeneradores, sólo en España, “podrían estar causando una mortalidad anual de aves y murciélagos comprendida entre los 6 y 18 millones de individuos”.
Con lo fácil que resulta solucionar este grave problema: no instalen más aerogeneradores y, los más mortíferos (por su emplazamiento en rutas de migración o de mucha concentración de avifauna), desmóntelos. Nadie ha visto nunca que las centrales nucleares, o las de gas natural, maten aves año tras año: millones de ellas.
Aerogeneradores amables (friendly) con la biodiversidad
(excepto para las águilas, halcones, murciélagos, etc.)
Además, la energía eólica empobrece a las clases trabajadoras al encarecer -innecesariamente- la electricidad para los hogares.
Como resumen general, podría proponerse lo siguiente: de entrada, ¡no haga Vd. caso nunca a los ecologistas alarmistas! Pero sí, a los naturalistas sensatos. Y no se crea los gritos de ¡qué viene el lobo!, esto es, las catástrofes climáticas siempre anunciadas, que nunca se materializan, más que al ritmo habitual -natural- de los pasados siglos.
(Nota: salvo un par de aquellas recomendaciones, que me las he inventado, el resto proceden de las innumerables listas de mandamientos -o catecismos ecologistas– que uno encuentra en internet y en las librerías)
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