El cero neto en Europa se agrieta. Emmanuel Macron (presidente de Francia) y Rishi Sunak, primer ministro británico.
Desde que a finales de 2015, cuando Barack Obama todavía era presidente de EE.UU., quedó aprobado el denominado Acuerdo climático de Paris para combatir el cambio climático a escala global, los países occidentales -un poco antes o un poco después- se han embarcado en una desenfrenada carrera que pretende la casi total descarbonización de sus economías, bajo el título/eslogan del Cero Neto de Emisiones de CO2 (y de otros gases de efecto invernadero).
La Unión Europea (UE) se ha puesto en cabeza de esta irresponsable galopada … hacia el precipicio buenista que comporta sacrificar -cada año- varios puntos del crecimiento económico, la pérdida de casi todo el empleo en actividades industriales en Europa, el empobrecimiento de muy amplios sectores sociales por el encarecimiento de la energía (electricidad, gasolina, gas de calefacción, renovables …), la supresión de gran parte de la ganadería (bovina intensiva) y, por último, la obstaculización del desplazamiento en vehículos propios de millones de personas en lo que puede denominarse -con propiedad- la ¨guerra contra los automovilistas¨: véase el caso emblemático de las políticas restrictivas del alcalde laborista de Londres.
El 30 de junio de 2021, tras haber experimentado ya -con triste éxito, en el corto plazo- el sometimiento de cientos de millones de ciudadanos a inadmisibles mandatos de los gobiernos, principalmente, los confinamientos obligatorios, con la excusa de la lucha contra el Covid-19 a lo largo de 2020, la UE adoptó una nueva Reglamentación sobre la Ley (o Legislación) Europea sobre el Clima, que va a empeorar gravemente la vida de cientos de millones de europeos.
De los confinamientos generalizados en Europa pasaron al asalto contra nuestra forma de vida con la excusa de la emergencia climática
Las élites gobernantes, tanto de izquierda como sus cómplices de derecha o centristas (Angela Merkel, Ursula von der Leyen, Boris Johnson, Emmanuel Macron …) se apoyaron en la comprensible reacción psicológica y colectiva de temor y sumisión de las sociedades europeas ante una verdadera emergencia -la sanitaria-, para agrandar al máximo otra -supuesta- ¨emergencia existencial¨, fruto de la exageración anticientífica y de la manipulación mediática, a la que ya venían denominando emergencia climática.
Las limitadas medidas previstas en el Acuerdo climático de Paris de 2015 se multiplicaron -de manera voluntaria por los gobiernos europeos- hasta el paroxismo, durante 2021, 2022 y hasta nuestros días.
A medida que decenas de millones de ciudadanos europeos han empezado a sufrir en su vida diaria las costosísimas (además de ineficaces) políticas climáticas, ya en 2022 empezaron a manifestarse diversas expresiones del rechazo de amplios sectores sociales. Durante esta primera mitad de 2023, aquel repudio social ha empezado a tomar la forma de cambios en las encuestas electorales, por cuanto varios de los gobernantes europeos (ya sean o no de la UE) han comenzado a distanciarse de varias de las políticas climáticas.
Aunque queda casi un año, es previsible que los partidos que se vayan posicionando ahora en contra de unas u otras de las políticas climáticas van a obtener resultados muy positivos en el gran diagnóstico político de Europa que suponen las elecciones al Parlamento Europeo,de junio de 2024.
El presidente francés Emmanuel Macron demanda una “pausa” de 5 años en la legislación climática europea
Desde hace unos pocos años el Presidente Emmanuel Macron viene promoviendo -con acierto- la necesidad de crear las condiciones para detener la progresiva pérdida de empresas industriales en el país, abriendo un periodo de reindustrialización de la economía francesa.
Es fácil de comprender que los motivos de dicha intensa desindustrialización histórica son diversos. Pero, el pasado 11 de mayo de 2023, el Presidente Macron apuntó a una de las causas relevantes de aquel proceso, al demandar que la UE adopte una «pausa» en la legislación climática que la UE viene desarrollando a toda velocidad y de un modo arrollador estos pasados años. El ministro de Industria, Roland Lescure, precisó poco después que dicha pausa debería prolongarse 5 años.
El principal diario conservador, convencional de Francia, Le Figaro, que no obstante casi siempre asume las políticas climáticas de la izquierda, explica del siguiente modo el planteamiento de Macron:
“Para el presidente, los 27 [estados miembro de la UE] ya han avanzado ¨más [en materia climática] que todos nuestros vecinos¨ y claramente más que ¨los americanos¨ y los ¨chinos¨. [Nuestros países] tienen ¨necesidad de estabilidad¨: ¨no es preciso que introduzcamos nuevos cambios a nuestras reglamentaciones [climáticas], porque [por ese camino] vamos a perder a todos los actores¨ [esto es, a todas las empresas industriales]”.
Emmanuel Macron prosiguió de este modo: “Prefiero [disponer de] fábricas que respeten las normas [climáticas] europeas, que son las mejores [del mundo], a diferencia de quienes desean seguir añadiendo nuevas disposiciones, siempre más, aunque ya no quede ninguna fábrica [en la UE]”.
Bélgica secunda la petición de una “pausa reglamentaria”
Poco después, Bélgica se unió explícitamente a dicha petición de Macron.
Alexander De Croo. Primer Ministro de Bélgica.
El diario digital especializado en temas de la UE, Euroactiv, recogía que esta discusión “se produce en un momento en el que en el seno de la Unión Europea se debate si conviene ralentizar la agenda verde o si es necesario seguir legislando para cumplir con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050”.
Un columnista de Le Figaro nos recuerda que esta discusión “supone el regreso [al primer plano] de la eterna cuestión de las relaciones [conflictivas] entre transición ecológica y reindustrialización”.
Desde la otra orilla del Atlántico, los editorialistas del Wall Street Journal (WSJ), por su parte, titulaban su artículo: “Macron llama a adoptar una ¨pausa¨ verde”. Su subtítulo era más expresivo: “Hasta los europeos se están hartando de las costosas reglamentaciones [climáticas]”.
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También puede consultar el siguiente artículo:
Las fantasías del Cero Neto (de emisiones) suponen un experimento económico ruinoso.
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Suecia opta por la energía nuclear postergando las renovables
Ha pasado prácticamente inadvertido en la casi totalidad de los medios europeos, pero el 20 de junio de 2023 el parlamento de Suecia ha aprobado la propuesta del actual gobierno conservador/centrista de dar un giro significativo a su política sobre la generación de electricidad.
Líderes de los partidos de gobierno coaligados de Suecia. Octubre 2022.
En 2017, la muy buenista y progre Suecia había adoptado el objetivo de que en 2045 toda su electricidad debería proceder de las energías renovables, principalmente de la muy abundante hidráulica (44% del total, en 2020) y de la eólica. Eso implicaba ante todo el cierre de todas sus centrales nucleares antes de 2045, reemplazándolas por miles de nuevos aerogeneradores.
Tras la nueva política energética aprobada por el parlamento hace un par de meses, las centrales nucleares hoy operativas no van a ser cerradas, sino que -por el contrario- se ampliarán con otros nuevos reactores nucleares que se pondrán en funcionamiento antes de 2045. Hoy en día Suecia tiene todavía 6 centrales nucleares operativas, que proporcionan en torno al 30% de su electricidad.
Según ha declarado la Ministra de Finanzas, Elisabeth Svantesson, la razón de emprender este giro en la política eléctrica es que Suecia “necesita un sistema energético estable” -a lo largo de décadas-, lo que -implícitamente- viene a significar que eso es algo que para esta ministra y su gobierno la energía eólica no puede garantizar, dada su intrínseca variabilidad.
Suecia no sólo “permitirá” que se construyan nuevos reactores nucleares, sino que -dada su importancia decisiva- el gobierno ha anunciado que les concederá generosas subvenciones.
El gobierno británico anuncia más de cien nuevas licencias para seguir explotando el petróleo y el gas del Mar del Norte
El 31 de julio, el Primer Ministro Rishi Sunak (del Partido Conservador, de origen indio) ha hecho pública la decisión de convocar en breve más de cien licencias para la explotación de petróleo y gas en el Mar del Norte, frente a las costas de Escocia. Sunak ha explicado esta decisión en la necesidad de garantizar la seguridad del suministro de energía del país, así como en los miles de nuevos empleos que proporcionará.
En septiembre de 2022, una de las muchas medidas acertadas que adoptó la Primera Ministra Liz Truss, a pesar de haber permanecido poquísimo tiempo en el cargo, fue acortar mucho el tiempo de tramitación de este tipo de licencias, para facilitar el suministro nacional de petróleo y gas; por ese motivo, ya a finales del próximo otoño (2023) se habrán concedido varias de estas licencias.
No olvidemos que Reino Unido todavía consigue cerca del 50% de sus necesidades de petróleo y gas de sus yacimientos del Mar del Norte, lo que le ha sido de gran ayuda para hacer frente a la crisis energética internacional abierta en septiembre de 2021, que se agudizó con la invasión rusa de Ucrania (febrero de 2022).
Por otro lado, el primer ministro británico se comprometió también a llevar a cabo otras nuevas licitaciones de licencias de explotación, en caso de que ganen las próximas elecciones generales en 2024.
Decisivo giro en la política energética británica
Para comprender la magnitud del cambio de política nacional que todo esto supone, no es suficiente con señalar que hace tiempo que el Partido Laborista desea cerrar cuanto antes -esto es, dentro de una década- toda explotación de petróleo y gas del Mar del Norte, dejando enterrada esta enorme riqueza y este recurso decisivo para la seguridad nacional británica.
Hace poco más de 2 años (marzo de 2021) el gobierno conservador encabezado por el estrambótico Boris Johnson, estuvo considerando prohibir toda nueva licitación en el Mar del Norte, lo que -como titulaba el The Telegraph- hubiera supuesto “el principio del fin [de la producción de petróleo y gas] del Mar del Norte, al estar valorando [algunos ministros] la prohibición de nuevas explotaciones”. Recordemos que en materia de política climática Boris Johnson asumía casi en su integridad las posiciones del Partido Laborista y del ecologismo radical.
El Partido Laborista, actualmente, no revocaría estas licitaciones
Tradicionalmente, el opositor Partido Laborista ha venido anunciando que en caso de llegar al poder en las siguientes elecciones generales -previsiblemente en 2024-, anularía el proceso para la adjudicación de nuevas licencias para la explotación de petróleo y gas que hubiera puesto en marcha el actual Gobierno conservador. Hay que tener en cuenta que desde la apertura del proceso de licitación hasta la adjudicación final, ya legalmente irreversible, suelen pasar entre uno y dos años.
Pues bien, resulta sumamente significativo que, ante la buena acogida pública que ha tenido el anuncio del gobierno del pasado 31 de julio, una de las principales dirigentes de este partido, Thangam Debbonaire, haya dado a conocer a toda prisa un giro -parcial- a dicha posición.
El diario The Telegraph nos informa de que en caso de llegar al poder “el Partido Laborista … no revocará las nuevas licitaciones de exploración de petróleo y gas en el Mar del Norte recién anunciadas por [el primer ministro conservador] Rishi Sunak, aunque ellos [los laboristas] siguen estando opuestos”.
La Sra. Debbonaire ha aclarado que “[el Partido Laborista] no convocaría nuevas rondas de licencias“, ya que esa es su política tradicional, pero no revocaría las que estén en proceso de licitación en 2024, aunque aún no hayan sido adjudicadas, se sobreentiende.
Aunque otros dirigentes laboristas -como, por ejemplo, Ed Milliband- deben tener posturas más radicales que ella en este asunto, ninguno de ellos se ha manifestado públicamente en contra de su posición moderada. El dirigente nacional, el relativamente moderado Keir Starmer, tampoco ha desautorizada a la Sra. Debbonaire.
Otros artículos de mi blog sobre estos temas
El experimento del Cero Neto (de emisiones) resulta ruinoso. 7 de junio de 2021.
El gas y la energía nuclear aceptada por la Comisión Europea. 7 de febrero de 2022.
Grave traspiés del Canciller alemán en la descarbonización de la calefacción de los hogares. 21 de julio de 2023.
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El Gobierno británico recorta sus políticas climáticas, por primera vez. 21 de septiembre de 2023.
La escalada de precios de precios de la electricidad en España y Europa no cesará mientras no se abandonen las políticas climáticas. 22 de septiembre de 2021.
Las energías renovables en España han recibido más de 100.000 millones de euros de las facturas eléctricas de las familias y empresas. 22 de septiembre de 2022.
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