Reservas de petróleo y gas de EEUU. Reservas probadas (1965 – 2018)
Fuente: U.S. Energy Information Administration (EIA)
Desde finales de 2018 EE.UU. se situó como el mayor productor mundial de crudo de petróleo; posición que no será pasajera (como expliqué en mi artículo del enlace de arriba), a tenor de las tendencias de fondo en relación a Rusia y Arabia Saudita. Bastantes años antes –en 2011– EE.UU. había alcanzado ya esta posición dominante en relación a la producción mundial de gas natural, al sobrepasar a Rusia y mantenerse en cabeza.
Algunos ecologistas y otros pájaros de mal agüero (incluso grandes especialistas del sector de la energía) trataron de minimizar este gran éxito del capitalismo petrolífero estadounidense, dando a entender que “¡claro, las reservas se agotarán!” y el actual aumento de producción será pasajero.
Pues no, una vez más, este tipo de melancólicos malthusianos –entre ellos, todos los ecologistas y al gores– se han equivocado, de cabo a rabo.
Al mismo tiempo que han crecido las producciones de ambos hidrocarburos, no han parado de incrementarse en EE.UU. las reservas probadas de petróleo y gas, situándose en los valores más elevados de toda su historia, como muestran los gráficos de cabecera. Estos aumentos se han hecho más intensos a partir de 2009, aproximadamente, al introducirse de modo generalizado la técnica de fracking.
Ello, conforme a los datos de la federal Administración de Información sobre la Energía (EIA, siglas del inglés), a cuyo último informe de diciembre de 2019 se accede pinchando en el vínculo recién indicado.
Actuales reservas probadas récord
En diciembre de 2018, las reservas probadas de crudo de petróleo de EE.UU. se situaron en 43,8 miles de millones de barriles (mmb). Lo que las hace las mayores de todos los tiempos. Sólo en 1970, se alcanzó una cifra de reservas probadas de 39 mmb, no muy inferior a las actuales (un 10% menos). Luego, descendieron durante 35 años y, desde 2009, comenzaron una rápida remontada, de la mano de la fracturación hidráulica.
Por otro lado, desde 2009, gracias al fracking, las reservas de crudo probadas de este país (que eran de 20,68 mmb) se han más que doblados, en sólo 9 años.
Las reservas probadas de gas natural en EE.UU., al finalizar 2018, fueron de 504,5 Tcf (billones –continentales- de pies cúbicos). Cifra que es la más elevada de la historia de ese país. Con algún breve retroceso, estas reservas llevan creciendo desde 1998, aunque fue desde 2009 –también gracias al fracking– cuando se aceleró el crecimiento de estas reservas.
¿Entienden, ahora, Vds. por qué el movimiento ecologista radical está demonizando el fracking? No tiene nada que ver con sus impactos medioambientales.
¿Dónde ha quedado la propaganda sobre los picos históricos del petróleo y del gas?
Los –muy bien remunerados- activistas del ecologismo, en su ansia de manipular las mentes de millones de personas, han difundido -de modo indirecto- unas supuestas verdades muy intuitivas, que la mayoría de los periodistas han difundido, tan dócil como neciamente. Algo así como que los yacimientos de petróleo y gas –y de todos los demás minerales- son como cajas llenas de algo; cada vez que se sacan algunas de esas cosas, quedan menos e, inexorablemente, se agotarán, más bien, pronto. “Todo lo finito, se agota”, etc.
Pues, no, no es así. Ni las reservas de hidrocarburos, ni las de otros minerales se parecen ni de lejos a esa explicación tan simple como falsa.
La extracción de crudo o de gas, ciertamente, tiende a disminuir las reservas conocidas, pero hay tres importantes vías por las que las reservas probadas pueden crecer, durante muchas décadas, como están haciendo actualmente en EE.UU. y en otros países.
La más obvia, es el descubrimiento de nuevos yacimientos. Las otras dos vías, tienen que ver con la revisión de las primeras estimaciones de las reservas de petróleo o gas, en los yacimientos ya conocidos.
Para esta aclaración, nos apoyaremos en el artículo que Michael Lynch publicó en el New York Times, en 2009. Lynch fue director del Asian Energy and Security, en el M.I.T. (Boston). Actualmente, es presidente de una consultora privada sobre asuntos de la energía y, en el pasado, fue llamado a intervenir sobre cuestiones energéticas ante comisiones del Congreso de EE.UU., el Banco Mundial, la Agencia Internacional de la Energía …
“Cuando se descubre un nuevo yacimiento [de petróleo], se estima su volumen y cuanta parte del mismo podrá ser recuperado, conforme a las técnicas entonces conocidas. A medida que transcurren los años, [aquella primera estimación] normalmente se revisará al alza, bien por haberse descubierto otras bolsas de crudo [en el mismo yacimiento] o debido a que nuevas técnicas [de extracción] darán acceso a nuevas cantidades de crudo, antes inalcanzables”.
Luego, añade que “los seguidores de la teoría del pico del petróleo [oil peak] tienden a ignorar” estas nuevas revisiones al alza de las primeras estimaciones de los nuevos yacimientos, porque les invalida su cuento de ¡qué viene el lobo!
Por otro lado, cuanto más se eleve el precio del petróleo, por una escasez más o menos prolongada, más estímulo habrá para desarrollar nuevas técnicas de extracción, de yacimientos más recónditos e incluso de los antiguos yacimientos. Estas tecnologías no son estáticas, como parecen sugerir los ecologistas.
¿Dónde se aprecia el crecimiento de las reservas probadas de petróleo y gas en EE.UU.?
El siguiente cuadro, de la Administración de Información sobre la Energía (EIA, siglas del inglés), aclara esta cuestión.
Cada año, en EE.UU., el volumen de nuevos depósitos descubiertos está superando muy ampliamente al petróleo y al gas consumidos, en ese mismo periodo de tiempo.
Concretamente, en el último año del que se dispone de información completa, 2018, las reservas probadas de petróleo en EE.UU. crecieron –nada más, ni nada menos- que un 11,9%, y las de gas natural un 8,7%, ¡en un solo año!
Fuente: U.S. Crude Oil and Natural Gas Proved Reserves, Year-End 2018. Dic. 2019
U.S. Energy Information Administration (EIA) Table 1. Página 3.
Esta realidad -no hay otra-, choca con la imagen –esto es, la propaganda– que los ecologistas radicales y los necios útiles que les hacen el juego llevan ofreciendo desde hace décadas.
En esta tarea de engaño y manipulación están siendo decisivos los medios de comunicación convencionales, ya sean de izquierda o de derecha, que aturden a la opinión pública día a día y prácticamente les impiden ver la realidad.
Pero los grandes logros –como éste- no se consiguen por casualidad, al pasar por ahí … Son el producto de un sector privado innovador –que, en EE.UU., no se deja doblegar por los poderes públicos- y de políticas públicas acertadas.
“A diferencia del anterior Presidente Barack Obama (quien trató repetidamente de bloquear la revolución tecnológica del fracking mediante una oleada de reglamentaciones … para “salvar al Planeta”), Donald Trump ha favorecido desde su acceso a la Casa Blanca, a fines de enero de 2017, el desarrollo de este trascendental sector de la economía estadounidense y lo está consiguiendo”. Esto es lo que decía en mi artículo de julio de 2019, frente a la propaganda de la izquierda que pretende adornar a Obama con el éxito de la fracturación hidráulica, contra la que él combatió cuanto pudo.
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Otro artículo sobre este asunto:
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La teoría del “pico” del petróleo
Esta teoría empezó a esbozarse a comienzos de los años 70, por lo tanto, al tiempo en que aparecía la primera gran obra ideológica –equivocada- sobre la supuesta grave insuficiencia de los recursos naturales, bajo el nombre de Los límites al crecimiento, publicado en 1972. Informe que se realizó a encargo del llamado Club de Roma.
A esa obra se la puede considerar la invención del alarmismo ecologista, aunque tenía también otras varias facetas.
Respecto a la disponibilidad de petróleo para mantener un alto ritmo de desarrollo económico internacional, fueron unos ingenieros y geólogos, quienes erraron –gravemente- en sus previsiones. Por ejemplo, el geólogo estadounidense Colin J. Campbell y el ingeniero minero francés Jean H. Laherrère, quienes en 1998 publicaron en la revista de divulgación científica Scientific American el artículo llamado “El fin del petróleo barato”. El primero de ellos, acuño el término pico del petróleo.
Y a ella se agarró el creciente movimiento del ecologismo radical, hasta nuestros días.
Según dicha teoría, una vez que la producción de petróleo alcanzase un cierto volumen en EE.UU. (o en el conjunto mundial), no dejaría de contraerse; dicho recurso mineral habría entrado en la fase de su agotamiento –irreversible-. Además, dicho “pico” se alcanzaría pronto: primero dijeron que sucedería en los años 80 …
Ahora, el pico de la demanda de crudo
Como hoy en día harían bastante el ridículo si siguieran insistiendo mucho sobre el pico de producción de crudo, visto lo visto, en estos últimos tiempos el ecologismo radical se ha tenido que inventar la variante del “pico de demanda” del crudo.
Pretenden que, gracias a la vergonzosa claudicación de la clase política convencional de los países occidentales, apenas crecerá la demanda de petróleo y gas procedente de Norteamérica, Europa, Japón, etc. Sus estados se gastarán enormes cantidades en subvencionar, cada año, las renovables, obstaculizando el uso de combustibles fósiles, prohibiendo la venta de coches con motores de combustión interna, elevando los impuestos sobre al consumo de combustibles fósiles, etc.
Naturalmente, por muchos errores que sigan cometiendo los gobernantes occidentales, no va a tener lugar ningún pico de demanda y menos a nivel mundial. Aunque sólo fuera por el gran aumento que va a seguir experimentando la demanda de petróleo y gas en los países en desarrollo, empezando por China e India.
El gráfico de abajo (procedente de la Agencia Internacional de la Energía – IEA) muestra el constante crecimiento de la demanda mundial de energía de los combustibles fósiles, que seguirán aportando cerca del 75% del total, hasta 2040.
Demanda primaria mundial de energía. Previsión para 2040
(Otras renovables. Hidroelectricidad. Nuclear. Biomasa.
Gas natural. Carbón. Petróleo)
Fuente: Agencia Internacional de la Energía (IEA). Perspectivas mundiales de la energía. 2018
Y ello, a pesar de que las publicaciones de esta Agencia están plagadas de análisis inspirados en el ecologismo. No obstante, la Agencia tiene que tener en cuenta lo que expresan las estadísticas y las previsiones más solventes.
El boom de los hidrocarburos en EE.UU. 2009 a 2020
“En EE.UU. hay más de 900.000 pozos activos de petróleo y gas, de los que más de 130.000 se han perforado desde 2010 [en su mayoría mediante fracking], conforme a Drillinginfo, una compañía que ofrece información y análisis sobre el sector de perforación” de hidrocarburos. Esa información está un poco desfasada, refiriéndose a enero de 2017; en la actualidad dichos números serán bastante superiores.
En dicho periodo de tiempo, EE.UU. ha logrado su casi total independencia energética respecto al crudo y al gas de Oriente Medio y de otras regiones productoras, muchas de ellas de gran inestabilidad política y militar.
Como se aprecia claramente en el gráfico de abajo, en noviembre de 1970 se alcanzó un máximo –pasajero- en la producción de crudo: 301,32 millones de barriles (en dicho mes).
Producción de petróleo crudo de EE.UU.
(En miles de barriles por mes)
(Anterior pico, nov. 1970: 301,32 mill. barriles)
(Último dato, nov. 2019: 386,36 mill. barriles)
Fuente: U.S. Energy Information Administration (EIA)
https ://www.eia.gov/dnav/pet/hist/LeafHandler.ashx?n=PET&s=MCRFPUS1&f=M
(Por la derecha, se van añadiendo los datos de nuevos meses)
Ahora bien, tras la irrupción de la revolución del fracking (en torno a 2009), la cifra de producción no ha cesado de aumentar rápidamente, llegando a superar ampliamente lo que los ecologistas insistían en que iba a ser el “pico” histórico, imposible de batir por no se sabe qué ley histórica, como llamaban los comunistas a este tipo de pronósticos ideológicos.
Casi medio siglo más tarde, en noviembre de 2019 –último dato disponible-, el volumen de crudo extraído ha pulverizado aquel supuesto “pico”, alcanzando una cifra 28,3% superior: 386,36 mb por mes.
¿Hay alguien –en su sano juicio- que dude de que la cifra de producción de crudo en EE.UU. va a continuar creciendo, tropezones pasajeros aparte -como puede ocurrir ahora por la pandemia del coronavirus-?
Beneficios para EE.UU. de su boom en hidrocarburos
A) Los precios para el crudo y el gas se mantienen en niveles intermedios y bastante estables, favoreciendo a los consumidores particulares (especialmente a los menos acomodados), a quienes se mueven en sus propios vehículos, y a todos los sectores industriales que los usan, así como al transporte de todo tipo de mercancías y pasajeros.
Con una energía barata, crece la competitividad de toda una economía. Lo contrario, es lo que se está haciendo en Europa.
B) Gran seguridad en el suministro de estos combustibles, ya que casi todos los consumidos proceden del propio Estados Unidos, habiendo alcanzado prácticamente total independencia energética. Además, para lo poco que importa, casi no dependen de la OPEP (Arabia Saudí, los Emiratos, Irak …), sino de países seguros y próximos, como Canadá.
Tras el gran salto en el precio internacional del crudo en 1973 y el embargo decretado contra EE.UU. por los miembros árabes de la OPEP (tras la guerra del Yom Kipur con Israel), los ciudadanos y empresas estadounidenses vivieron la única gran crisis de suministro de toda su historia. Los conductores aguardaban colas de varias horas para llenar el depósito de sus coches, se creó una histeria colectiva, las empresas no obtenían todo el combustible que necesitaban …
Con el actual grado de independencia energética, la repetición en EE.UU. de algo semejante a lo de 1973 es, sencillamente, de todo punto imposible que se repita.
C) Avance de la seguridad nacional. En su política exterior y, particularmente, con respecto a Oriente Medio, EE.UU. ya no se verá constreñido a someterse a los deseos políticos de suministradores como Irán, Irak y otros, logrando una enorme independencia diplomática.
D) En realidad, no sólo EE.UU. evita las servidumbres de tener que asegurarse un suministro mensual de crudo y de gas, sino que ahora es EE.UU. quien puede ejercer ese tipo de presiones sobre aliados, como los europeos.
¿Es preciso recordar que es la Unión Europea y las naciones de Europa occidental (Reino Unido, Alemania, Italia, Holanda, …) las que se están colocando –voluntariamente- en una posición de gran vulnerabilidad energética frente a su principal enemigo próximo –Rusia-, para «salvar el Planeta»?
Escasos riesgos del fracking. Exceso de pura demagogia
Desde 2011, se vienen perforando más de 20.000 nuevos pozos para fracking cada año, en EE.UU. Sólo al cabo de varios años se cierran algunos de estos pozos, permaneciendo activos todos los demás, acumulándose.
Esto hace de EE.UU. el país con más experiencia del mundo en esta técnica, con gran diferencia, y un país en el que se está examinando continuamente las consecuencias y posibles riesgos del fracking por numerosas instituciones nacionales y estatales, otras académicas, privadas, etc.
A mediados de la década de los años 2010, 9,4 millones de personas vivían en EE.UU. a menos de una milla (1,6 km) de un pozo activo de fracking, Con los años, dicha cifra habrá aumentado bastante. Por tanto, EE.UU. dispone de información más que suficiente sobre si son ciertos los múltiples riesgos –incluso tragedias- que el ecologismo radical ha venido aducido, sin base fáctica alguna.
Los europeos deberían tomar nota de esa experiencia estadounidense, en lugar de ignorarla, neciamente, bloqueando completamente la aplicación del fracking en nuestro continente, que es lo que está sucediendo.
Estudio de la Agencia federal de Protección Medioambiental – EPA
Un amplísimo estudio (realizado por la muy ecologista Agencia de Protección Medioambiental federal –EPA-, bajo Barack Obama, publicado en 2016), concluyó que la fracturación hidráulica prácticamente no contamina nada las aguas potables a poca profundidad, que son las que algunos alegaban que estaban siendo muy dañadas.
La conclusión textual formulada por la EPA, fue la siguiente:
“No hemos encontrado evidencia de que dichos mecanismos [de la fracturación hidráulica] hayan provocado impactos [negativos] generalizados ni sistemáticos sobre los recursos de agua potable de Estados Unidos”. Amén.
Este estudio de la EPA –que cubre todo el territorio nacional- es el más completo realizado hasta ahora por la Administración federal de EE.UU., como recogía el diario de centro-izquierda The Washington Post y se hizo a instancias del Congreso de EE.UU. El informe se basa en 950 documentos técnicos y científicos anteriores.
Este estudio –elaborado durante más de 4 años-, no es un estudio más, como los muchos que fabrican Greenpeace y otros lobbies análogos, es el estudio de la Administración federal. Mientras que no se realice otro análogo, sus conclusiones, como decimos en España, “van a misa”. Así lo valoraba el diario de derecha estudio de la EPA.
Estudio de la Academia de Medicina, Ingeniería y Ciencias de Tejas
Otro muy relevante informe es el que publicó en junio de 2017 la Academia de Medicina Ingeniería y Ciencias de Tejas, que agrupa a los investigadores tejanos de las correspondientes Academias nacionales y a los 10 galardonados por el Premio Nobel originarios de este estado, aún vivos. Su elaboración duró tres años.
Este estudio sólo cubría el territorio de Tejas, pero éste es el estado donde se tiene lugar más fracturación hidráulica, por cuento sus conclusiones son muy relevantes.
Cubría más aspectos, además del de la posible contaminación del agua. Como yo recogí en mi artículo, sus conclusiones fueron que el fracking en Tejas “no ha contaminado apenas las aguas dulces subterráneas, ha supuesto escasos daños sísmicos para Tejas, al tiempo que ha constituido un enorme estímulo para la economía de este estado”.
Los daños causados en las carreteras por el aumento del tráfico de camiones, pueden ser fácilmente subsanados, con una pequeña parte de los impuestos pagados en Tejas por las compañías perforadoras. El agua utilizada en Tejas para el fracking, que los ecologistas pretenden excesiva, supone realidad, sólo, el 0,2% del volumen total del agua empleada en Tejas.
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