Éric Ciotti, dirigente de Los Republicanos (derecha), en Francia, solicita un referéndum sobre la inmigración ilegal.
Lo que está sucediendo en Europa -y en EE.UU.- en el terreno de la inmigración ilegal sí que constituye una verdadera situación de emergencia nacional y no la mal llamada emergencia climática. De la correcta gestión de esta muy real amenaza existencial va a depender el futuro de las sociedades europeas (y de la estadounidense), tal como han venido siendo desde hace siglos. El buenismo político y mediático viene suplantando el término correcto de inmigración ilegal por el de inmigración irregular … Hoy me ocuparé exclusivamente de los acontecimientos en los países europeos. Quien desee informarse del gran fracaso de las políticas migratorias del Presidente Biden, puede pinchar aquí.
Gerard Baker, editor en jefe del diario Wall Street Journal (WSJ), de origen británico, exponía recientemente, en términos muy amplios, que “a lo largo de los pasados 30 años [desde comienzos de los años 90], los valores de las creencias judeo-cristianas que han inspirado y sostenido la civilización y la cultura occidentales durante siglos han venido siendo suplantados por medio de una revolución moral, cultural y política de ascendencia posmoderna [ahora llamada pensamiento woke]”.
Según Gerard Baker, el primero de los tres pilares en que se ha basado esta destructiva revolución, es el siguiente: “la primacía de las obligaciones [morales] globales sobre los intereses [propios de cada nación], en términos tanto económicos como geopolíticos”. Esto se ha mostrado “de manera muy directa … en el rechazo de la moralidad de las fronteras nacionales y en la adopción de algo así como [una política de] inmigración de puertas abiertas”.
El momento en el que arrancó esta revolución progre fue justamente el del fin de la Guerra Fría, tras el derrumbamiento de la Unión Soviética en 1991.
“El nuevo orden moral [de Occidente] está desmoronándose ya”
La valoración expresada en este subtítulo pertenece al susodicho redactor del WSJ Gerard Baker. Su explicación es la que sigue:
“Con el tiempo han ido quedando progresivamente en evidencia las contradicciones y el carácter inverosímil de las nuevas creencias y su fracaso en aportar soluciones a las necesidades de los ciudadanos están causando su descrédito en el pensamiento popular”.
Como repasaremos a continuación, en el terreno de las políticas de inmigración en buena parte de Europa está teniendo lugar un replanteamiento de las políticas de las pasadas décadas. Esto sucede a escala conjunta en las medidas conjuntas de la UE, pero también en las respectivas políticas nacionales sobre esta materia.
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También puede leer de mi blog: Lampedusa y el actual agravamiento de la crisis migratoria en Europa. 30 de septiembre de 2023.
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Todas las fuerzas de derecha de Francia ya reclaman una política de inmigración respetuosa con los intereses de sus ciudadanos
En Francia, una de las cunas históricas de los regímenes de libertad, la actitud general ante el grave problema de la inmigración ilegal -y de las masivas peticiones de asilo político- está modificándose con rapidez. Hasta hace unos pocos años, el consenso buenista sobre las “puertas abiertas” apenas era discutido; a quienes planteaban a algunas críticas de las muchas medidas de permisividad inmigratoria que venían siendo adoptadas se les tachaba simplemente de pertenecer a la llamada extrema derecha y se le ignoraba.
Ciertamente, el partido de derecha nacionalista (y un tanto populista) hoy denominado Agrupación Nacional (Rassemblement national, RN), dirigido por la familia Le Pen, era el principal impulsor de estas iniciativas. Desde finales de los años 2010 esta formación ha ido moderando sus políticas, ampliando mucho su base electoral; es importante recordar que hoy en día el partido de Marine Le Pen es la tercera fuerza electoral de Francia, según los datos de las legislativas de 2022.
Pues bien, en este año 2023 el tradicional partido de la derecha francesa, hoy denominado Los Republicanos (LR), que dirigió el presidente Nicolas Sarkozy y otros anteriores, ha dado un gran giro en materia de inmigración.
Según titulaba una columna de opinión en la cadena pública Radio France, de mayo de 2023, “La derecha [esto es, Los Republicanos] coloca la inmigración en el centro de su proyecto [nacional]”.
En Francia reclaman una reforma constitucional y un referéndum sobre la inmigración
La cadena pública informaba de que “Los Republicanos acaban de presentar [en la Asamblea Nacional] una proposición de ley … [para] modificar la Constitución, de modo que se pueda convocar [la celebración] de un referéndum nacional sobre la inmigración”. Esto era impensable hace un par de años.
El propósito de este plan del partido LR es poder apoyarse en un pronunciamiento explícito del conjunto de los ciudadanos como base para emprender una reforma profunda y amplia de las políticas de inmigración vigentes.
Por su parte, el partido Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, hace ya tiempo que viene reclamando una reforma constitucional, semejante a la que ahora piden Los Republicanos.
Los dirigentes del partido Los Republicanos (LR), como los de otras fuerzas conservadores europeas, han denunciado este año -entre otros muchos errores cometidos- el excesivo protagonismo en esta materia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, que se creó mediante el Convenio Europeo del mismo nombre (CEDH). Protagonismo que ata las manos a los estados nacionales para actuar de manera soberana.
Este partido de la derecha francesa propone que la reforma constitucional asuma, también, que las leyes nacionales recuperen su preeminencia sobre los acuerdos internacionales de derechos humanos.
El partido de la derecha conservadora ¡Reconquista!, creado por el periodista Éric Zemmour de cara a las elecciones de 2022, puso desde el primer momento la reconducción de la inmigración ilegal entre sus principales objetivos políticos. La preservación de la identidad nacional de Francia es el marco en que este partido sitúa las cuestiones de la inmigración. El año pasado este partido no logró entrar en la Asamblea, pero mantiene una apreciable influencia ideológica sobre el conjunto de la derecha. Pinchando aquí, accederá al programa político de este partido.
Éric Zemmour. Presidente del partido ¡Reconquista!
El actual gobierno de Italia está decidido a frenar y encauzar los flujos migratorios hacia su país
En el programa político que llevó a Giorgia Meloni a la Presidencia del Gobierno de Italia en octubre de 2022, destacaba la intención de reducir drásticamente el número de inmigrantes ilegales que vienen entrando en Italia desde el norte de África. Para ello planteaba actuar tanto en la reforma del sistema de petición de asilo de la UE, en una mayor vigilancia marítima de dichas costas para cortar la salida de embarcaciones hacia Italia, como también en adoptar medidas nacionales que desincentiven dichas travesías.
No obstante, este nuevo gobierno italiano está teniendo dificultades para llevar a cabo su firme propósito, especialmente en lo relativo a las normas de la UE, que avanzan muy lentamente por las discrepancias entre países. En lo que va de año, el número de entradas “irregulares” ha superado con mucho la correspondiente cifra de 2022.
A pesar de aquellas dificultades, el ejecutivo de Georgia Meloni está desplegando una intensa actividad legislativa en este terreno. En marzo de 2023 endureció mucho las condenas (de hasta 30 años) a los traficantes que transporten a inmigrantes en embarcaciones, así como a quienes financien estas actividades. En abril 2023 fue aprobado el llamado decreto Fussi, para facilitar la entrada legal, reglamentada, de trabajadores extranjeros, al tiempo que se recortaba el número de solicitantes de asilo que pueden acogerse a un régimen especial, beneficioso.
En septiembre 2023 el gobierno italiano adoptó medidas más estrictas para incrementar el número de expulsiones de quienes los tribunales hayan dispuesto su salida del país por no tener derecho al asilo político.
Además, en las negociaciones de la UE Italia ha conseguido que el gobierno progresista de Alemania haya cancelado varios millones de euros de subvención a la organización progre Ocean Viking y otras que facilitan la travesía de inmigrantes a Europa.
El gobierno conservador británico está volcado en frenar las entradas ilegales antes de las próximas elecciones generales de 2024
Para Reino Unido su principal problema es la entrada al país de inmigrantes ilegales en pequeñas embarcaciones desde las costas francesas, por el Canal de la Mancha. Muchos de quienes entran a Europa por Italia, España o Grecia acaban dirigiéndose a las islas británicas, en busca de puestos de trabajo bien remunerados. En el pasado entraban, sobre todo, escondidos en camiones.
Tradicionalmente, las cifras de entradas ilegales en Reino Unido fueron bastante bajas, pero han experimentado un enorme salto en estos últimos años, alcanzando los 52.000 en 2022, por lo que este asunto se encuentra en el centro mismo del debate político nacional.
Desde hace cinco años, 2018, este tipo de entradas se ha multiplicado por 4; entonces fueron únicamente 13.000. Esto es, las entradas irregulares en Reino Unido han llegado a ser muy superiores a las de, por ejemplo, España: 31.000 en 2022.
El gobierno británico está tomando todo tipo de medidas nacionales en este terreno. Además, está en consideración la salida del país del Convenio Europeo de los Derechos Humanos (CEDH).
Finalmente, hay que resaltar la colaboración en materia de inmigración que han alcanzado en los últimos meses el gobierno británico y el de Italia. Antes y después de la cumbre de la UE en Granada (España), el 4 de este mes de octubre, Rishi Sunak y Georgia Meloni han dado a conocer el intercambio de iniciativas en este campo.
El Premier británico Rishi Sunak y la Primera Ministra Georgia Meloni.
Una de las columnistas del diario The Telegraph, Camilla Tominey, hace pocos días titulaba su artículo del siguiente modo: “Meloni y Sunak … tienen mucho en común y ambos son vilipendiados por los izquierdistas por señalar el peligro de la inmigración ilegal para las naciones occidentales”.
En Polonia el presente gobierno viene ejerciendo una durísima -puede que en ocasiones excesiva- resistencia a las políticas de inmigración y asilo de la UE
Desde que el actual gobierno polaco se constituyó hace ocho años, en 2015, su oposición a las políticas inmigratorias permisivas y buenistas de la Comisión Europea ha sido permanente y muy firme. Viene gobernando Polonia una coalición de partidos de derecha, dirigida por el Partido Ley y Justicia, cuyas siglas en polaco son PiS. Este es un partido de raíces católicas, de corte nacionalista al que podemos calificar de derecha conservadora; ahora bien, la izquierda europea y los tontos útiles de la derecha le tachan de ”extrema derecha”.
Como es bien sabido, las profundas discrepancias del actual gobierno polaco con la Comisión Europea y con varios de los estados miembro de la UE gobernados por la izquierda dura, como Alemania, España y, en buena medida, el Presidente francés centrista Macron (quien adopta gran parte de las políticas de izquierda), han sido frecuentes.
Además, estas discrepancias han ido mucho más allá de la materia migratoria: la ideología de género, las políticas climáticas (como el abandono del empleo del carbón o la prohibición de seguir fabricando vehículos de gasolina y de motor diesel), el excesivo intervencionismo de la burocracia de Bruselas en los asuntos de soberanía nacional de los estados miembro, etc.
En unos días, el domingo 15 de octubre, se celebran elecciones generales en Polonia, de las que posiblemente resulte una tercera victoria electoral consecutiva del Partido Ley y Justicia y de otras varias fuerzas conservadoras. En este caso, se volvería a constituir un gobierno de la derecha unida, como el actualmente existente en Polonia, también como el Georgia Meloni en Italia (de octubre 2022), el de Suecia (de octubre 2022) y el de Finlandia (de junio 2023).
Influencia de Polonia sobre otros países de centro Europa y naciente división internacional sobre la inmigración
Polonia, hay que recordar, ejerce de continuo una decidida y en general saludable influencia sobre otros países de la antigua órbita soviética europea, frente al buenismo infinito de la Comisión Europea. Hungría es su más estrecho aliado (aunque el actual gobierno húngaro es prorruso), pero la República Checa, Eslovaquia y Bulgaria son próximos a las posturas polacas y, cuando menos, se abstienen en las votaciones de la UE sobre políticas migratorias.
Además, resulta altamente significativo que ni Polonia, Hungría, Chequia, ni el Estados Unidos gobernado por Donald Trump suscribieron el Pacto Mundial sobre Migración, promovido por Naciones Unidas en diciembre de 2018, votando en contra del mismo. Otros muchos países, como Austria, Australia, Chile, Bulgaria, Rumanía, Suiza, Israel, etc. se abstuvieron de votar en favor de este Pacto Mundial en 2018.
Esta profunda división en un acuerdo internacional de NNUU -que se han venido adoptan por unanimidad desde hace décadas- fue inédita y mostró ya la pérdida de influencia de las élites progresistas internacionales que dirigen el mundo desde los años 90, tras el hundimiento del sistema soviético.
Este 15 de octubre se va a celebrar en Polonia un referéndum nacional sobre inmigración
En paralelo a los comicios legislativos, el día 15 de octubre el gobierno ha convocado referendos sobre cuatro temas nacionales. Esta es la primera vez que se organiza esta coincidencia de consultas en el país.
El más importante es el referéndum sobre la inmigración. Los ciudadanos deberán responder a la siguiente pregunta:
“Apoya Vd. la admisión [en Polonia] de miles de inmigrantes ilegales originarios de Medio Oriente y África, conforme al mecanismo de distribución [de estos inmigrantes entre los países de la UE] impuesto por la burocracia europea [esto es, por la Unión Europa y la Comisión Europea]”.
Como pueden comprobar, el gobierno somete al voto ciudadano el mecanismo UE denominado Pacto [europeo] sobre Migración y Asilo, que se aprobó por los países miembros el 8 de junio de 2023, por mayoría cualificada, pero no de modo unánime. Polonia y Hungría votaron en contra, al tiempo que la República Checa, Eslovaquia, Bulgaria, Lituania y Malta se abstuvieron.
Hay que recordar que desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, Polonia ha ido acogiendo a millones de los ciudadanos ucranianos. En la actualidad, Polonia mantiene un millón de los verdaderos refugiados políticos ucranianos. Por tanto, cualquier insulto progre simplista sobre el carácter “xenófobo” de las autoridades polacas es pura hipocresía, como la de Amnistía Internacional.
Dentro de poco quedará claro cual es el apoyo de los ciudadanos polacos a un tema tan decisivo como la inmigración.
Es importante resaltar que en una Europa en que las administraciones públicas nacionales han multiplicado su intervencionismo sobre infinidad de aspectos de la vida de sus ciudadanos, a lo que hay que añadir la intromisión asfixiante de la Comisión Europea, recortando las libertades individuales, que se consulte directamente a los ciudadanos sobre algunos grandes asuntos resulta sumamente positivo y estimulante.
Otros artículos de mi blog sobre estos temas:
Lampedusa y el actual agravamiento de la crisis migratoria en Europa. 30 de septiembre de 2023.
Seria oposición al Pacto Mundial sobre Migraciónmigratoria en Europa. 8 de diciembre de 2018.
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