Victoria de Meloni, en la noche electoral. 25 sept. 2022.
El título de mi artículo está copiado del principal diario de izquierda dura de EE.UU. (y del mundo), el New York Times (NYT), que titulaba con dicha frase una de sus crónicas la noche electoral de este pasado domingo, 25 de septiembre.
A renglón seguido, podía leerse lo siguiente en el NYT:
“Italia, hoy, ha dado vuelta a una página de la historia de Europa eligiendo una coalición de derecha dura dirigida por Giorgia Meloni, cuyo largo historial de despotricar contra la Unión Europea, los banqueros internacionales y los migrantes ha levantado preocupación sobre la fiabilidad de dicha nación con respecto a la alianza occidental”.
Por una vez, estoy de acuerdo con -la primera parte- de este párrafo del diario progresista: la victoria de la coalición de Giorgia Meloni este pasado domingo representa un hito en la historia política de Europa.
Comienzo -balbuceante- de una nueva era
Es un acontecimiento que anuncia que una nueva era está abriéndose paso en nuestro continente, de modo -a veces- doloroso, con errores (que pueden llegar a ser graves), con pasos hacia adelante seguidos de otros hacia atrás, pero que en cualquier caso apuntan en la buena dirección: poner fin al largo periodo del dominio ideológico y político del asfixiante programa progresista y de la corrección política que seguimos sufriendo en Europa, desde hace más de dos décadas.
Proyecto político y pensamiento único de la izquierda que, fatalmente, han sido asumidos casi íntegramente por la derecha europea convencional y por las burocratizadas instituciones de la UE, decididas a ¨pastorear¨ a las sociedades europeas con todo tipo de manipulaciones e imposiciones.
Que esta nueva izquierda, radicalizada al extremo, intente dar lecciones sobre “respeto a la alianza occidental”, que ellos detestan y están tratando de “darle la vuelta como a un calcetín”, resulta hipócrita. No son ellos quienes pueden -ni quieren- revitalizar la cultura y los fundamentos del mundo occidental.
Meloni procede de un pasado semitotalitario … pero el Partido Democrático procede del Partido Comunista de Italia
Como todo el mundo sabe, en Italia el fascismo acabó en 1945 y durante todo el periodo posterior únicamente ha habido un partido posfascista: el Movimiento Social Italiano, que dejó de existir en 1995.
El partido de Giorgia Meloni, Fratelli d´Italia (fundado en 2012), ha evolucionado incuestionablemente en un sentido democrático, del mismo modo que los dirigentes del actual Partido Democrático -que ha gobernado Italia tres veces durante la pasada década- siguieron una senda análoga, desde el Partido Comunista Italiano (PCI) que, evidentemente, no era nada democrático ni respetable.
Meloni no elude hablar de esta cuestión y hace un mes, por ejemplo, contestó lo siguiente: “Hace varias décadas que la derecha italiana ha relegado el fascismo a la Historia, condenando sin ambigüedad la privación de libertad [que provocó] y las infames leyes contra los judíos”.
“Giorgia Meloni pertenece a la auténtica derecha desmarcada de la herencia fascista”
El politólogo francés Jean-Yves Camus, especializado en el estudio de la derecha dura europea, quien fuera uno de los fundadores del partido gaullista RPR (impulsado por Jacques Chirac), opina que Giorgia Meloni “no representa una ideología posfascista sino que está en una línea nacional conservadora. Ella es nacionalista, soberanista, relativamente euroescéptica pero no se es partidaria de abandonar la UE. [Meloni] cubre un verdadero vacío entre los conservadores [italianos], perteneciendo a la auténtica derecha desmarcada de la herencia fascista. Por lo demás, ya no existe un proyecto neofascista sólido en Italia”. Por otro lado, Camus afirma que “Meloni se define como atlantista [esto es, partidaria de una estrecha alianza entre Europa y EE.UU.] y se ha opuesto a la agresión rusa contra Ucrania”.
Jean-Yves Camus, el politólogo francés, añade -finalmente- que “[Giorgia Meloni] dispone de un discurso ideológico más estructurado que el de Matteo Salvini [y ya no digamos que el de Berlusconi. GJ], su tono es el de una mujer de Estado y no es alguien que resulte monotemática del asunto de la inmigración”.
Meloni no cede con facilidad y es «el nuevo ídolo de la derecha conservadora”
Cuando no hace mucho tiempo criticaron a Giorgia Meloni por presentarse como candidata a la alcaldía de Roma -su ciudad natal-, estando embarazada, ella respondió lo siguiente:
“Soy Giorgia, soy una mujer, soy una madre [soltera. GJ], soy italiana, soy cristiana y [todo esto] no me lo vais a arrebatar”.
Como expresa la revista digital francesa Valeurs Actuelles, “Giorgia Meloni entró en la arena [política] sin temor y con aplomo … La romana ha sabido hacerse un espacio propio en la clase política italiana, en gran parte masculina, hasta convertirse en el nuevo ídolo de la derecha conservadora”.
Recordemos que -según nos cuenta aquella revista- Meloni “nació de la unión de un asesor fiscal comunista y de una ama de casa de derecha y fue creciendo en una familia acomodada del popular barrio romano de Garbatella. [Posteriormente,] El padre les abandonó” -estableciéndose en Canarias-, cuando ella tenía 11 años, sufriendo un empeoramiento de su situación.
Quien quiera contemplar, en vídeo, cual es el carácter de esta política romana, puede ver su intervención en el Congreso Mundial de la Familia, en Verona, en 2019.
El acuerdo programático de la coalición ganadora de centroderecha
El pasado 11 de agosto, los tres partidos de derecha integrados en la coalición electoral hicieron público el programa político de gobierno, presentado en 15 secciones, que habían acordado.
El texto completo, en italiano, puede leerlo pinchando aquí. Se titula “Por Italia” y está “centrado en el interés nacional, el crecimiento económico y la defensa del poder adquisitivo de las familias”.
En general, este programa tiene un marcado carácter social y, específicamente, en la actual situación de crisis, se proponen una serie de medidas de ayuda pública para aminorar el gran impacto negativo que los elevados precios del gas natural, de la electricidad y de muchos bienes intermedios (como los fertilizantes) y bienes de consumo que están sometidos a la dinámica inflacionista. Propugnan, igualmente, la introducción de topes de precios energéticos en el ámbito europeo.
Por otro lado, como suele suceder con las políticas conservadoras (como la de Liz Truss en Reino Unido), el programa propone la “reducción de la carga fiscal para los hogares, las empresas y los autónomos”. Pero, en Italia, lo tienen todavía más difícil que en Gran Bretaña bajar impuestos, ya que la deuda pública que han ido acumulando los anteriores gobiernos asciende a casi el 150% de su PIB anual.
Eso sí, se comprometen a reducir el IVA de bienes de primera necesidad y, en concreto, de productos energéticos, como el gas y la electricidad.
Ayudas a las familias, la natalidad y a las mujeres
También destaca una serie de ayudas a las familias y a la natalidad, que sigue en retroceso. Entre otras, “Políticas de conciliación trabajo-familia para madres y padres” y, también, la “creación de un sistema de protección de la vivienda y desalojo inmediato de viviendas ocupadas”.
Figuran, asimismo, diversas propuestas en favor de los derechos e intereses de las mujeres, como la “Protección del trabajo de las madres jóvenes” y, en el apartado de seguridad ciudadana, “Acciones eficaces y urgentes para combatir el creciente fenómeno de la violencia contra las mujeres”.
Papel de Italia en Europa
En un plano más general, el programa de gobierno define del siguiente modo la posición internacional del país: “Italia, una parte completa de Europa, de la Alianza Atlántica y de Occidente. Más Italia en Europa, más Europa en el mundo”.
Como ya vimos anteriormente, Giorgia Meloni y su partido nunca han propuesto que Italia abandone la UE, ni que se aparte de la moneda euro. Eso sí, propugnan la introducción de una serie reformas de la UE, de manera que la “Plena adhesión al proceso de integración europea” se haga “en la perspectiva de una Unión Europea más política y menos burocrática”.
A corto plazo, además, desean renegociar el mecanismo de ayuda de la UE a países como Italia, a raíz de la crisis económica causada por los cierres adoptados durante la pandemia del Covid-19, lo que no va a ser fácil.
El enunciado de “Más Italia en Europa” hace referencia al propósito de que los proyectos legislativos de la UE tengan más presente los intereses específicos de Italia.
Destaca mucho en dicho programa conjunto de gobierno el sentido que dan a la proyección internacional de Italia y al fundamento mismo de la UE: “Defensa y promoción de las raíces e identidades históricas y culturales clásicas y judeocristianas de Europa”.
Esto es todo lo contrario a lo que se planteaba en el -afortunadamente- fallido intento de instaurar una “Constitución Europea” en 2004-2005, donde se ocultaba uno de los fundamentos de Europa: la cultura judeocristiana, por mucho que les siga molestando a los deconstructores woke.
Apropiado posicionamiento frente a Rusia y la guerra en Ucrania
Giorgia Meloni y su partido apenas han dado alguna ligera muestra de acercamiento hacia Rusia y su Presidente Putin. De hecho, desde que en febrero de 2022 Rusia lanzó su intento de invasión de Ucrania, Fratelli d´Italia la ha condenado en todo momento y ha secundado el envío de ayuda italiana a Ucrania.
Por el contrario, tanto Berlusconi como Matteo Salvini, sus dos socios de coalición, si que han mantenido de manera casi permanente una actitud más que ambigua hacia la agresión rusa y han criticado la imposición de sanciones de la UE contra el régimen de Putin.
La gran ventaja electoral que ha logrado Giorgia Meloni el día 25 frente a dichos dos socios -26%, frente a 8% de cada uno de ellos- le va a facilitar imponer sus correctas posiciones en este decisivo campo.
De hecho, el enunciado del programa -hecho público el 11 de agosto- era ya muy acertado:
“Cumplimiento de los compromisos asumidos en la Alianza Atlántica, incluido el ajuste [al alza] de los presupuestos de defensa, el apoyo a Ucrania frente a la invasión de la Federación de Rusia y apoyo a cualquier iniciativa diplomática encaminada a resolver el conflicto”.
“Seguridad [ciudadana] y oposición a la inmigración ilegal”
Este es el título de otro de los apartados del programa, al cual -previsiblemente- va a dar prioridad el nuevo gobierno.
Como en otros países occidentales, en Italia ha aumentado la criminalidad de todo género, siendo un motivo de honda preocupación entre la población.
Anuncian una nueva ley de seguridad, una mayor colaboración entre las diversas fuerzas policiales y una atención especial a las grandes ciudades, en las que se comete un gran porcentaje de los delitos contra la seguridad.
Son dignos de mención los siguientes dos campos de acción en este asunto: “Lucha contra las mafias y el terrorismo” y “Lucha contra todas las formas de antisemitismo y fundamentalismo islámico”.
En el área de la inmigración, el foco de atención es, específicamente, la inmigración ilegal, organizada principalmente por bandas criminales. Sin embargo, en general los medios occidentales siempre mencionan, sin más, a “la inmigración”, como si estos partidos quisieran cerrar las fronteras a todo tipo de ciudadanos extranjeros.
No obstante, respecto a los inmigrantes legales apuntan a “La promoción de su inclusión social y laboral”.
Sintetizando, añaden: “Lucha contra la inmigración irregular y gestión ordenada de los flujos de inmigración legal”.
En relación a las solicitudes de asilo, el programa propone la “Creación de puntos calientes en territorios no europeos (como en el norte de África), gestionados por la UE, para evaluar” dichas solicitudes, en lugar de hacerlo estando dichas personas ya dentro del territorio UE.
“Diversificación de fuentes de energía nacionales y logro de la autosuficiencia energética”
En realidad, en este asunto el programa se abre, en principio, a todo tipo de fuentes de energía, aplazando para más adelante la necesaria toma de posición, dando prioridad a unas sobre otras.
Así, se compromete a “aumentar la producción de las energías renovables”, al tiempo que propugna “la reactivación y nueva construcción de pozos de gas natural”, ya que Italia dispone de una pequeña producción en la costa sur del país, que podría ampliarse si el Estado retirara su equivocada prohibición de hace unos años.
El programa conjunto también contempla considerar, “sin vetos ni ideas preconcebidas“, el uso de la energía nuclear. Esto es muy significativo y novedoso en ese país, porque Italia cometió el error de someter a referéndum el uso de centrales nucleares en 1987, al año siguiente del accidente en Chernóbil, de forma que quedó rechazada esa posibilidad. Por tanto, esta propuesta de la coalición supone la voluntad de, llegado el momento, deshacer aquella decisión por el procedimiento adecuado.
Ahora bien, si supone una variación con el pasado el énfasis que pone el programa de gobierno de la coalición con el objetivo de perseguir la autosuficiencia energética, lo que nunca se va a conseguir insistiendo unilateralmente en las energías renovables.
Otros artículos de mi blog sobre la rebelión conservadora en Occidente:
Las elecciones en Italia, nuevo eslabón en la rebelión conservadora en Europa. 26 de septiembre de 2022.
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El próximo Primer Ministro británico. 27 de julio de 2022.
Giro político conservador y democrático en EE.UU. 8 de julio de 2022.
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